No, no se me
había olvidado escribir… Y no, tampoco se me había olvidado que tenía un blog
de humor, en el que intentar juntar palabras con más o menos acierto. O un blog
que intenta ser de humor, ya sabemos todos que, el humor, como todo en la vida,
es relativo, y lo que a unos les divierte, a otros no les hace ni pizca de
gracia…
Se preguntará entonces,
por qué si no lo había olvidado, no he escrito nada en los últimos meses. Y si
no se lo pregunta, no se preocupe, se lo voy a contar igualmente, se ponga como
se ponga, porque a diferencia de Paco Umbral, yo no he venido aquí a hablar de
mi libro, sino de porqué no he escrito nada últimamente.
Para escribir en
un blog de humor, o en un blog que intenta ser de humor, hace falta,
básicamente, tener humor. O sentido del humor, llámelo como quiera. Y yo perdí
el sentido allá a mediados de Mayo por culpa de varios sucesos que se dieron en
mi vida y que se extendieron hasta finales de Octubre. Sucesos que se
presentaron sin llamar a la puerta y sin que nadie les invitara. No voy a
extenderme en detalles, porque sería demasiado largo (quien esté interesado
puede preguntar por privado), y porque, básicamente, esto es un blog de humor.
O un blog que intenta ser de humor… y dichos sucesos no tienen ni pizca de
gracia.
Todos hemos tenido
alguna vez “el peor año de nuestra vida”, y si usted no lo ha tenido, no se
preocupe, por desgracia lo tendrá. O siendo más optimistas, por suerte lo
tendrá, porque entonces habrá tenido la suerte de seguir vivo para sufrirlo y
contarlo.
Y este ha sido el
mío. Un 2016 que, para colmo, le voy a tener que aguantar un día más de lo
normal, ya que como año bisiesto que es… ha tenido 366 días. Y no le soporto
más. Quizás para usted haya sido un buen año, un año de lo más majo, pero como
ser majo también es relativo, yo me reservo mi derecho de que me haya caído
mal, porque me hizo perder el sentido.
Afortunadamente,
no todo lo que se pierde es para siempre, y algunas cosas, las vuelves a
encontrar sin ni siquiera buscarlas. Y yo he vuelto a encontrar el sentido. Más
concretamente el sentido del humor. Otros sentidos que perdí, como el sentido
del ridículo o el sentido del decoro, prefiero no encontrarlos, porque seguro
que de volver a tenerlos me privaría de vivir situaciones que no quiero
perderme…
Gerundeando el
verbo resumir, o si lo prefiere, resumiendo que es gerundio: alguien dijo una
vez “si la vida te da la espalda… tócala el culo”, así que a este año 2016, le
voy a despedir con más gozo y algarabía que nunca, tal y como se merece, con
una patada en el culo y un portazo en las narices, e imitando a Paco Umbral con
un rotundo “A LA MIERDA…”.