Despedida…
Sí y no. O ambas
cosas a la vez… No se me impaciente, le explico.
Como ya sabe, hace
tiempo que tengo el blog abandonado, y en este periodo de, digámosle,
sabatismo, he reflexionado, varias veces, sobre la conveniencia o no de
continuar con el blog. No lo voy a eliminar, tiene demasiada historia como para
borrar su existencia de un plumazo, por él han pasado cientos de personas,
algunas para quedarse, otras simplemente para saludar, y les tengo el respeto
suficiente como para no eliminar todos los comentarios y momentos divertidos
que, ya para siempre, han quedado reflejados en él.
Empecé a escribir en éste
blog hace ya 12 años, contaba en aquel entonces con 37 tacos. Ahora, a punto de
cumplir 49, la vida se ve desde otra perspectiva. Todo evoluciona, y algunas
cosas hay que dejarlas atrás. Lo cierto es que,
cuando uno tiene alma de bloguero, lo tiene para toda la vida, y el gusanillo
de escribir, o juntar palabras para decir tonterías, llámelo como quiera,
siempre vuelve.
Me despido de Graceland al mismo tiempo que me mudo a Dígame
Usted, mi nueva casa y por supuesto, la casa de todo aquel que quiera
acompañarme, si usted gusta, será bien recibido y… bueno, puede continuar
leyendo aquí…