Nevaba, aunque no había nevado en todo el invierno. El día antes por la tarde, empezó a nevar, como si fuera el anuncio de un día especial y único. Como si la nieve no quisiera perderse el acontecimiento.
Hizo acto de presencia, para que el día fuera, si cabe, más inolvidable aún.
Hizo acto de presencia, para que el día fuera, si cabe, más inolvidable aún.
Nos despedimos, y te dejé en el hospital, sabiendo los dos, que ésa noche era la última. Sabiendo que al día siguiente, todo llegaría a su fin. Te quedaste allí, echada en la cama intranquila, con el temor de que al día siguiente, el día tan esperado por los dos, yo no llegara a tiempo por culpa de la nieve...
Y yo me fui nervioso, por el mismo motivo, pero me fui porque así lo habíamos decidido. La casa estaba en silencio, cené y me senté a ver la tele, pero miraba y no la veía, mi mente estaba contigo, intentando averiguar cómo te sentías, e intentando adivinar cómo sería nuestro día...
Sólo en casa, tardé mucho en dormirme, pero dio igual, el despertador que había programado a las 6 de la mañana, no llegó a sonar, porque me desperté antes de que sonara. Mi primer pensamiento del día, fue para ti, y mentalmente te dije “ha llegado el día”. Me preparé, y tras recoger a tu madre y a tu tía, nos fuimos al hospital. Legamos bien, incluso antes de lo previsto, y tú ya estabas despierta, eran las 7.30 de la mañana, y estabas tan tranquila, que parecía que era otra la que iba a pasar por aquello. Bromeábamos y reíamos, para descargar la tensión, mientras esperábamos a que llegaran los médicos y nos dijeran que ya había llegado el momento......., se me hizo interminable la hora que estuvimos esperando a que llegaran.
Al fin llegó.......tu madre y tu tía se quedaron en la habitación, cuando metieron tu cama en el ascensor, te cogí de la mano y me la apretaste, no queriéndomela soltar, y noté que tu tranquilidad había desaparecido, al mismo tiempo que apareció en mi, un sentimiento de impotencia por no poder hacer nada, por no poder ayudarte.........
Cuando llegamos a la puerta del quirófano, me miraste y te di todo lo que podía darte en aquel momento, un beso cargado de amor y cariño, acompañado de un “tranquila, todo saldrá bien”. El celador me dijo: “En una hora aproximadamente, saldré con el niño ó la niña” , y yo le dije: “espero que salgas con el niño y la niña”. Evidentemente, él no sabía que eran dos...
Te metieron para el quirófano y me quedé allí sólo. Tenía la esperanza de que me dejaran entrar, pero no fue posible. Miré a mi alrededor.......un pasillo de 10 metros de largo por 3 de ancho, una pared a un lado y tres ascensores al otro lado........, al fondo una ventana. Y la espera en silencio...
Nueva espera, eterna, en la que me recorrí aquel pequeño pasillo de un lado a otro un millón de veces.......hasta que salió una enfermera. Me miró y llamó al ascensor. Cuando se abrió el ascensor, me volvió a mirar y se quedó sujetando la puerta, pero no me dijo nada, así que pensé que no tenía nada que ver conmigo.......,estuvo así un rato y yo me preguntaba, qué hará allí sujetando la puerta, parece tonta ........ Hasta que se vuelve a abrir la puerta de los quirófanos, y primero un celador y después otra enfermera, aparecen portando una incubadora móvil a la carrera, donde iban dos recién nacidos, me dirigí hacia allí, apenas pude distinguir dos bultos con dos cabecitas, eso fue todo, porque la doctora que asistió al parto me sujetó por el brazo, y me empezó a contar las incidencias mientras me daba un montón de papeles........., yo la escuchaba mientras miraba al interior del ascensor, pero enseguida se cerró la puerta y me volví a quedar sólo...
Estaba contento porque, según la doctora, todo había salido bien, pero me sentí sólo......, supongo que tan sólo como tú, que estuviste en post-operatorio otras tres horas, y pensé en lo rocambolesco de la situación.........En un mismo edificio, tú estabas en una sala donde no podía verte, nuestros hijos en una habitación en la que tampoco podía verlos, tu madre y tu tía en una habitación cuatro plantas más arriba esperando noticias........., y yo dando vueltas, porque los nervios del momento, unidos a mi caraja permanente, me impedían encontrar el ascensor que me llevaba a esa cuarta planta...
Eran las 9.30 de la mañana, y ya éramos papá y mamá para alguien...
Subí a la cuarta planta a dar la buena nueva, y fui a intentar aclararme con todo el papeleo........, paseos, preguntas, y vuelta a preguntar, porque en mi estado de embobamiento nunca me enteraba a la primera de lo que me decían...
Volvió a llamarme la doctora, para decirme que los niños estaban bien, pero mi preocupación no desapareció hasta que te vi salir del ascensor, en la misma cama en la que cuatro horas antes, habías desaparecido tras la puerta del quirófano......., y sonreíste........no puedo describir con palabras lo que sentí cuando te tuve otra vez a mi lado...
A partir de ahí, visitas y más visitas, y aunque conseguí ver a los nenes varias veces ese día, a través del cristal de la incubadora, la culminación de todo, no tuvo lugar hasta el día siguiente, cuando pudimos subir juntos y tenerlos en brazos por primera vez...
Ése momento, en el que estuvimos los cuatro juntos por primera vez, y los días que siguieron, ha sido y creo que será, el más feliz de mi vida.........., y todo gracias a ti.
Gracias........., te quiero.
Sólo puedo decir ke, en pocas personas, he visto esa forma tan bonita de amar a alguien... Espero ke jamás la pierdas y kizás sea la única ke te sea tan sincera pero... muchas mujeres, sin saberlo, envidian a la tuya :P Ta tocao! ajaja, por suerte o por desgracia, formas parte de un sueño femenino... Hay muchas mujeres ke kisieran ke su marido sintiera esa preciosa forma de amar por ellas :)
ResponderEliminarFelicidades :P
Bueno, no sé si se sentirá envidiada y seré tan buen marido...
ResponderEliminarLo que sí que te aseguro es que siempre lo he intentado...
Nuevamente yo,no he resistido la tentación de leer esta entrada tras visualizar el índice de todas.
ResponderEliminar¡FELICIDADES! comportamiento ejemplar que espero perdure con los años, tanto en tu comportamiento como pareja así como en el de padre. Si me lo permites, envidio a tu pareja, pero esa envidia que llamamos sana, por tener de compañero a alguien tan especial en lo tocante a sentimientos. Un besuco.
me encanta lo que escribes aprendo en sentimientos de lo que la vida se puede transformar en un solo momento
ResponderEliminar