¡Usted!... Sí, sí usted. No mire para atrás, ¿No ve que no hay nadie más? Veo que no se atreve a dar el paso. Le veo lleno de dudas, pero no tiene porqué preocuparse. Ya sé que es difícil aceptar que no somos como los demás, y que nuestro colectivo está muy condicionado por el “qué dirán”. Se alegrará de salir del armario, porque muy pronto, la sociedad que hasta ahora nos ha mirado con mofa, acabará aceptando nuestra condición de una forma masiva y natural. Cuanto antes lo haga, antes ganará en confianza y soltura, y antes podrá guiar a otros, que dubitativos como usted, no se atreven a salir del armario.
No tiene porqué avergonzarse de sus gustos y preferencias, porque tiene libertad para elegir y le aseguro que nadie se lo reprochará. Y en caso contrario, nuestra organización le ayudará con la asistencia legal necesaria para proteger su intimidad. Así que anímese hombre, dé el paso y conviértase en un Dominguero de pura cepa. Para ello, sólo tiene que repetirse a sí mismo: “Soy un Dominguero”. Después, cuando ya haya aceptado su nueva condición, dígaselo a todo aquel que se cruce con usted, así ganará la confianza necesaria para hacerle frente a todo aquel que intente humillarle.
Si no sabe como empezar a ejercer como un auténtico Dominguero, no se preocupe, yo le guiaré en sus primeros pasos, y ejerceré de Guía Campsa, para que no se sienta perdido en la aventura que va a iniciar. Aunque usted pueda personalizar su propia guía, hay una serie de importantes premisas que siempre debe cumplir, y que detallo a continuación:
Lo más importante, es ir a algún sitio en Domingo. No importa el lugar, cualquier sitio puede ser bueno, pero tiene que ser Domingo, y tiene que desplazarse fuera de la población en la que resida. Aunque pueda parecer contraproducente, también puede ser en Sábado, pero eso requiere una experiencia más dilatada y tener el Sábado libre, así que de momento nos vamos a centrar únicamente en el Domingo.
En segundo lugar, aunque no hay instrucciones de que se necesite un número determinado de acompañantes, sí es importante que la comitiva sea lo más numerosa posible, ya que con ello conseguiremos un mayor impacto mediático en todo aquel que nos observe…, lo cual convencerá a muchos otros de lo sano y alegre que es formar parte de nuestro colectivo.
Niños. Si importante es el número de acompañantes, también lo es que una buena parte de esos acompañantes sean menores. Si no tiene, o tiene pocos… no importa, pídaselos a cualquier pariente cercano o, ¿porqué no?, a cualquier vecino. No se preocupe por su reacción, seguramente se alegrarán de que se los lleve con usted, porque así podrán tener un día de intimidad… Sin niños, su pedigrí de Dominguero se verá afectado enormemente.
Dos cestas de Picnic. Existe una amplia gama para elegir modelo, sólo tiene que escoger la que mejor se adapte a sus necesidades. Una la utilizaremos para portar todo el menaje necesario para comer, y otra para llevar las fiambreras y tuppers, donde ubicarán la tortilla y otras viandas variadas que constituirán el menú del día. Existen modelos de cestas que vienen ya equipadas con todo el menaje necesario, pero esas son para Domingueros profesionales, a los principiantes como usted, se les recomienda que usen dos. En el caso de que usted sea de los que comen por tres, está permitido incluir una tercera cesta con más fiambreras, pero eso puede ocasionar, que no le entre en el coche algún otro enser que también necesitemos, así que recomendamos, que ese día haga un esfuerzo y se lo tome como un día de dieta… Y aunque el menú puede ser variado, obligatoriamente uno de los platos que lo compongan tiene que ser una tortilla. Eso amigo mío, es innegociable.
Una nevera portátil. Si queremos refrescarnos durante el día, y nos gusta comer con bebida, sin que para ello nos tengamos que gastar medio sueldo, recomendamos llevarse la bebida de casa metida en una nevera. No importa que ésta no enfríe lo suficiente, nuestra mentalidad de Dominguero hará que la bebida nos parezca fría, aunque en realidad esté como caldo de sopa. En ella, también puede incluir un práctico termo con café, lo tomará igualmente caliente, porque seguro que en la nevera no se enfría.
Conjunto de mesas y sillas plegables. No es obligatorio, pero conviene tenerlo en cuenta, si no quiere verse obligado a comer sentado en el suelo, y tener que pelearse con las hormigas para que no se metan en su plato. En caso de que no usen este tipo de mobiliario, se aconseja meter en el coche un buen número de toallas o mantas, por si el suelo donde vamos a asentar nuestras posaderas, se encuentra húmedo a causa de lluvias recientes.
Un balón. Así sus niños, o usted mismo si se anima, podrá molestar todo lo que quiera a otros domingueros que se hayan situado a su alrededor. No se preocupe, porque los demás también harán todo lo posible por molestarle a usted, así que todo queda entre domingueros.
Una sombrilla tamaño familiar doble. Le será de mucha utilidad en caso de que salga tarde de casa, y ya no queden sitios con sombra cuando llegue a su destino. Así podrá dormir la siesta, si lo considera oportuno, bien protegido del sol.
Y por último, y lo más importante, un vehículo con el que trasladarse. La única premisa a seguir, es que sea lo más grande posible para que nos entre todo lo que necesitamos. Una monovolumen estaría bien, pero lo ideal es un microbús con remolque, ya que tener un número de plazas limitadas, puede llegar a provocar que algún viajero, no llegue a ser viajero y se tenga que quedar en casa.
Si cumple con todas estas premisas, usted se habrá convertido en un Dominguero principiante. Cuando haya ganado la suficiente experiencia para enfrentarse con el siguiente nivel, póngase en contacto con la dirección de nuestra organización. Ellos sabrán orientarle, así como indicarle los nuevos pasos a seguir para convertirse en un Dominguero de mayor categoría.
Pd.: La dirección no se hace cargo de cualquier malinterpretación de las instrucciones indicadas, y lo negará todo en caso de demanda.
Ante cualquier duda consulte con su farmacéutico.
Manténganse las instrucciones fuera del alcance de los niños.
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Uy lo que han dicho...