Lo que son las cosas… Cuando uno va circulando por la carretera, en mi caso en coche, y ve en el arcén, a esos señores uniformados todo de verde, instintivamente levanta el pie del acelerador. Es algo tan mecánico, como el hecho de pisar el embrague para cambiar de velocidad. Ellos están ahí, quietos, inmóviles vigilando el tránsito de vehículos, esperando a la caza de algún incauto que se salte las normas a la torera. Y uno se queda con el pensamiento erróneo, de que, por encima de todo lo demás, están velando por la seguridad ciudadana.
No hace mucho, uno de estos hombrecitos de verde, me hizo detenerme en el arcén. Con gesto serio, y una educación desmedida (siempre me ha jodido bastante que me llamen de Usted…), me invita a que me baje del vehículo para soplar más cómodamente, a través de la boquilla de ese aparatito que indica si hemos “soplado” con anterioridad y en qué medida hemos “soplado”. Y hala…. A soplar se ha dicho. No sé si lo hacen a propósito, pero el dichoso aparatito, cada vez tarda más en pitar. Me quedo sin aire a mitad de camino, así que la prueba no es válida. Con un gesto tan serio como puede, me indica que suelte el aire más despacio, y que no pare hasta que pite… Y pienso: “a ti me gustaría verte soplar, que con lo esmirriado que estás debes tener menos pulmones que un pez”. Así que soplo todo lo despacio que puedo, y cuando estaba a punto de echar el hígado, suena el pitido. El agente toma el aparatito, lo mira, me mira, y con un gesto ahora aún más serio, me indica que continúe. Ni siquiera me muestra una pequeña sonrisa, ni tampoco parece contento con que yo haya superado con nota el examen de flauta. Cualquiera se iría de allí, con la idea de que el tío se ha mosqueado porque yo haya dado 0.00 en el aparatito de marras.
Días después, el examen le toca realizarlo a un compañero mío, con la mala fortuna, de que él, sí que había “soplado” antes de soplar en el aparatito. Las consecuencias fueron las lógicas, un mes sin carnet y 600 euros de receta. Después de llevar a cabo la denuncia, y ante la estupefacción de mi compañero, el agente le ordenó que siguiera su camino.
Corregidme si me equivoco, pero si el motivo de la multa era que no estaba en condiciones de conducir por haber “soplao”…. ¿porqué coño le manda seguir? O mejor dicho, si no representa un peligro para la seguridad vial… ¿porqué le multa? Quizás le multó por no hacer sonar la flauta, o quizás mi inteligencia no alcanza a entender los verdaderos motivos por los que fue multado. Cualquier mal pensado, pensaría que el único objetivo de tales controles, son recaudatorios y no el de velar por la seguridad vial.
Yo que soy muy bien pensado, quiero creer que cuando superé el control, el agente no me sonrió porque era un amargado, y no porque no pudiera vaciarme el bolsillo vía multazo. Será cuestión de pensar en verde, quizás así pueda llegar a entender su manera de actuar....
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