31 de enero de 2011

La Tentación.

Mi anterior entrada (Personaje a examen: Eva), sin que su contenido dé para mucho, nos invita a reflexionar acerca de porqué el hombre es tan débil ante la tentación ofrecida (una vez más, como siempre, me refiero al “hombre” como especie, englobando tanto al varón como a la mujer).

En uno de los comentarios de dicha entrada, Julio, de “El Humor de Julio”, nos muestra claramente, al menos, porqué Adán sucumbió ante tal tentación incluyendo en su comentario la imagen de la manzana ofrecida por Eva (pulse aquí para verla y después vuelva… si quiere, por supuesto). ¿Acaso alguien habría sido capaz de negarse a comer de ella?... No mienta, no conseguirá nada con ello. Está claro que el ser humano es, por decirlo de una manera fina, viciosillo por devoción hasta decir basta. Es el estigma que llevamos grabado en nuestros genes. Porque no es algo que se pueda aislar en unos cuantos ejemplares en concreto, si no algo común en todos los miembros de nuestra especie.

A todos nos gusta el sexo, en cualquiera de sus variedades y en mayor o menor medida claro está, pero hay pocos humanos que rechacen una sesión sexual en circunstancias normales… Vale que no le apetezca después de haber corrido una maratón o después de haber visto una entrevista a Sánchez Dragó, pero la realidad es que incluso personas que han hecho el voto de castidad (no miro a nadie…), llegan a caer en la tentación con mayor o menor frecuencia…

Y es que el sexo es sano y saludable, sobre todo si es con la pareja de uno mismo. Con la pareja de otro, puede que también sea sano si es con la debida precaución, pero saludable… ¡¡Oiga, yo qué sé!!, ¿a mi qué me pregunta?, nunca lo he practicado. El sexo con la pareja de otro, quiero decir, o con alguien que esté desparejado, el sexo con mi pareja lo practico siempre que puedo, y no me pregunten la frecuencia porque no pienso decirlo… me ampara el derecho a la intimidad, que yo no soy de esos famosos de la prensa rosa que se venden por… ¿cuánto ha dicho?... pues a lo mejor me lo pienso…

En realidad, podemos resumir la naturaleza del ser humano con la conocida frase: “Qué buena estaría mi mujer… si fuera mi vecina”.

Ese es el verdadero quid de la cuestión: tanta tentación está en nuestra propia naturaleza. Porque el ser humano, al igual que la gran mayoría de especies, es de naturaleza polígama. Nuestros antepasados convivían con absoluta normalidad con varias esposas, e incluso estaba mal visto por los demás que sólo tuvieran una. Claro que por aquel entonces, el ser humano, más concretamente el macho, era claramente machista y no consentía en ningún caso que la hembra tuviera varios esposos. Injusto me dirá usted, desde luego que sí, pero tan cierto como indiscutible. Esa es nuestra naturaleza real.

Si actualmente en nuestra cultura cristiana no actuamos así, es solamente porque, sabe Dios cuando, nos fueron impuestas una serie de normas de comportamiento cívico y social, que nos hacen actuar en contra de nuestra naturaleza con el objeto de… ¿ser decentes? Llámelo como quiera, el caso es que se producen y se seguirán produciendo un montón de infidelidades que tienen como origen a nuestra propia naturaleza.

Sin embargo en otras culturas, unas más civilizadas que otras, es cierto, siguen actuando tal y como les dicta su naturaleza, se aparean a su antojo con quien les apetece, sin que nadie de su entorno les diga ni “mú”…

Ellos no conocen la tentación, solamente conocen el deseo por otros congéneres, deseo que además es satisfecho con el consentimiento de su sociedad. En nuestra cultura no está permitido, y por eso pasa a la categoría de tentación, en la que sólo los miembros capaces de vencer a su naturaleza se libran de caer en ella. A eso le llaman acertadamente fidelidad a su pareja. Estoy de acuerdo en ello, pero quien diga que no ha tenido alguna tentación en algún momento, sencillamente, es un hipócrita.






Pd.: Esto es sólo una reflexión, o si quieren un desvarío de los míos, y espero que nadie lo malinterprete. No estoy defendiendo la poligamia, al menos yo con la mujer que tengo voy sobradísimo, simplemente reflexiono acerca de la facilidad del ser humano para caer en la tentación de lo que sea.

13 comentarios:

  1. Jojojo, es que con esa manzana hasta yo hubiera pecado.

    Bueno, no voy a ser hipócrita y voy a decir que nunca he caido en la provocación.

    Una vez estando de viaje, mi mujer se fue a la habitación mientras yo me quedé tomando una copa, al subir al cuarto me equivoque de piso y llamé a la puerta para que me abriera, cual fué mi sorpresa que salió una tia con tan solo un batín entreabierto que se le veían los pechos, joderrr, en ese momento me despertó mi mujer.

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  2. Pues si piensas hacer alguna reivindicación social en lo de nuestra naturaleza real, me avisas.

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  3. Es la tercera vez que me lo leo y sigo sin saber que comentar... tienes tanta razón.

    Muaks!

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  4. Pienso que la monogamia es la mayor hipocresia del mundo civilizado. A todos nos gustaría ir por ahí (hombres y mujeres) y echar un polvo con quien te apeteciera y no tener que rendir cuentas. Luego esta el AMOR, pero eso es otra cosa... o no ?? Muy buena foto, Julio ;)

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  5. Esta es una reflexión atinada, certera y no puedo decir nada más que te alabe. ¡Chapeau!

    Los que teneis pareja es cuestión de raciocinio.

    Los que no la tenemos..mmm es más complicao, es cuestión de no embrutecernos y no dejarnos ya (que lo hicimos) caer en situaciones de las que luego "largues sapos y culebras".

    Lo malo es cuando sí que te apetece de verdad y has de sopesar lo que pierdes...

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  6. Julio, si es que siempre tiene que haber alguien inoportuno que interrumpa los sueños jajajaja....
    Saludos.


    PazzaP, me temo que no tengo yo vena revolucionaria, pero contaré contigo si se da el caso jajaja
    Besos.


    Blogboreta, a mí tambien me pasa a menudo eso de no saber qué comentar....jajaja como ahora mismo, que no sé que contestarte a parte de agradecerte que me des la razón jajajaja
    Besos.


    Fer, desde luego, el amor es algo que no tiene absolutamente nada que ver con las tentaciones, aunque algunos, sobre todo los detractores de la teoría, no piensen lo mismo.
    Un abrazo.


    Fiebre, más que una cuestión de raciocinio, es una cuestión de prioridades. Quien no cae en la tentación es porque es más fuerte el amor a su pareja que la propia tentación. Es así de sencillo.
    Besos.

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  7. No estoy muy de acuerdo con tu exposición. Creo que desde que el razonamiento se asocia al hombre, desde que los sentimientos entran a formar parte de nuestra idiosincrasia, la poligamia queda al margen. Es algo así como asegurar que el ser humano, por naturaleza, es un carnívoro asesino. Pues sí, podría serlo, pero la inteligencia -esa que nos marca unas pautas morales que no tienen porqué tener que ver con ninguna religión- nos impide asesinar (en la mayoría de los casos) como nos prohíbe defecar en mitad de la calle, vivir al aire libre o emitir gruñidos para comunicarnos.
    Por naturaleza el hombre busca una pareja, es lo que se da en la mayoría de casos, y a pocos nos gusta que se incumpla la fidelidad. Por algo será.
    Con respecto a esas culturas en las que dices que la poligamia está patente, las desconozco, porque imagino que no te refieres a las que el hombre (en masculino) puede seguir teniendo cuantas mujeres desee, lo cual es sólo un síntoma más del profundo machismo que sacude al mundo.
    Supongamos que toda esa mentalidad de siglos que nos acompaña, en la que la poligamia no se considera correcta, desapareciera y pudiéramos todos y en cualquier momento, pasar de cuerpo a cuerpo sin más compromiso que el de un polvo. ¿Nos sentiríamos satisfechos pasado un tiempo? Me temo que no.

    Pero sólo es mi opinión :)

    Un beso!!

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  8. India, madre mía, me has hecho pensar... pero me gusta el debate. Vayamos por partes.
    Es evidente que hemos evolucionado lo suficiente como para no necesitar vivir primitivamente, pero no es nuestra inteligencia la que nos posibilita vivir de una manera u otra, si no las posibilidades que nos ofrece la vida en la actualidad. Por ponerte un ejemplo, ni tú ni yo matamos para comer, ni defecamos en la calle, no porque seamos más o menos inteligentes, si no porque lo compramos en el supermercado o tenemos un báter a mano. Pero si no tuviéramos ese tipo de comodidades, por ejemplo si viviéramos en pleno amazonas o en una isla desierta ¿qué haríamos? Sin ninguna duda mataríamos para comer lo que pudiéramos. Y ahí es donde realmente sale a relucir nuestra verdadera naturaleza.
    En cuanto a la poligamia, ya he dicho que no estoy a favor de ella y que se daba sobre todo en culturas claramente machistas, creo que fué en el sexto párrafo, pero esta no tiene nada que ver con la infidelidad, ya que en aquellos casos, supongo que quien tuviera cinco esposas le sería fiel a las cinco jajajaja. No, es broma. Está claro que no nos gusta que nos sean infieles, yo creo en la fidelidad a mi pareja, pero eso no quita para que reconozca que la infidelidad existe en proporciones considerables, ¿los motivos? ahí es donde yo quiero llegar: nuestra naturaleza real lleva a muchos a caer en la tentación, hecho este, como bien dices al final, que dificilmente hará que nos sintamos mejor, pero... se produce igualmente.
    Besos.

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  9. La India es la hostia, la quiero de presidenta de mi pueblo.
    Por otra parte, tiene toda la razón. Y otra cosa, sí es verdad que cuando tenemos algo, ya no lo deseamos tanto, y viceversa, pero creo que ya somos y estamos maduros para poder discernir y no meter patones ni hacer daño a nadie.
    Yo sí, claro que tengo tentaciones, como cualquiera, pero prima por encima de todo el hecho de no cagarla, porque compensa lo qeu tienes al otro lado. Además, me haría un feo a mi misma que te cagas, porque me encontraría luego fatal... y para qué?¿ Si se tratase de un polvo, paso. Y si fuera algo más, para qué coño sigo con mi pareja?¿?¿
    Yo es que soy muy radical. O si, ó no.

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  10. Miss Burton, si en el fondo yo estoy de acuerdo con las dos. Pero el hecho de que no caigamos en la tentación no nos impide reflexionar sobre el porqué mucha gente si que cae. Puede que no tenga una explicación muy lógica, pero muchas veces la ciencia no tiene ninguna lógica.
    Sigo creyendo que los que conseguimos no caer en la tentación, es porque nos guiamos por una serie de valores (sobre todo la fidelidad), pero que al mismo tiempo actuamos en contra de nuestra naturaleza. Quienes caen en la tentación es porque no tienen los mismos valores que tenemos nosotros, pero todos tenemos la misma naturaleza, o como también se suele decir: instinto animal. Que éste salga a relucir depende de las circunstancias que rodeen a cada individuo y a su propia personalidad.
    Besos.

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  11. La mujer del vecino siempre es más atractiva..y la del siguiente también, y la del piso de arriba, y la de la veredad de enfrente...

    Abrazo

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  12. Minombre, cierto. Siempre miraremos lo ajeno con diferentes ojos. Qué le vamos a hacer...
    Saludos.

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  13. Me impresiona tu forma de ver la tentacion que tenemos los hombres, es muy real, pero mas real que eso es imposible. Reflexiono y creo que no pudo ser otra cosa mas que sexo lo que hizo caer a Adan en la tentacion, primero se comio a Eva y luego la manzana, y lodemas ya es historia. Buen relato, lo aplaudo. Saludos!!

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Uy lo que han dicho...