17 de julio de 2014

Lo que trae el Verano...

Como quien no quiere la cosa, y sin previo aviso, estamos inmersos en pleno verano. Y además,  como todo los años, no ha llegado solo,  si no que se ha traído de la mano a diversos inquilinos que nos van a amenizar tan bonita estación.

Por un lado, nos trae a una plaga de insectos inmundos, hambrientos de chuparnos la sangre, que nos harán jurar en hebreo por no poder abrir las ventanas sin llevar en la mano un matamoscas, o llenar la casa de insecticida y andar por ahí con máscara antigás como si estuviéramos en alerta de guerra. Porque se nos llena la casa de esos kamikazes voladores y sufrimos mil y una picaduras. Además son unos cobardes, porque nos atacan con nocturnidad y alevosía, aprovechando la oscuridad de nuestro periodo de ronquidos. Y si estás despierto es peor, porque les oyes zumbar en la oscuridad y sientes sus ataques en oleada, provocándote hasta miedo, y terminas por taparte entero con las sábanas cuando más calor estás pasando…

Por otro lado, nos trae otra plaga animal, tan agobiante como la de los insectos: los Turistas, así con mayúscula. Es cierto que muchos nos visitan durante todo el año, pero en verano… son capaces de traerse incluso al vecino y se multiplican a lo bestia de manera exponencial. Se les puede distinguir claramente del resto de la gente por la alegría que llevan dibujada en la cara, y porque van parando a todo el mundo preguntando por tal o cual dirección. Pero no todos son iguales, no… hay muchos tipos de turistas según su manera de disfrutar de las vacaciones.

El más común es el Turista Kodak, fácilmente reconocible por llevar siempre a mano, o simplemente colgada del cuello,  una cámara de fotos, que puede variar según sus posibilidades adquisitivas, pero que es indispensable para que dicho personaje pueda disfrutar de sus vacaciones, hasta tal punto, que no son capaces de salir de casa sin su amada cámara. En algunos países, sobre todo en los orientales, no te puedes considerar turista si no tienes cámara, así que todos los turistas orientales son Turista Kodak de nacimiento. De hecho, su regalo de bautismo es una cámara, que guardan como oro en paño hasta que son capaces de usarla sin ayuda de un adulto, lo cual suele producirse a los dos ó tres años como muy tarde…

Otra clase bastante amplia, es el Turista Religioso, incansable en su empeño de visitar todas las casas que Dios tiene repartidas por el mundo. Si bien es verdad, que también suelen visitar otros monumentos y lugares emblemáticos, no se van de su destino vacacional sin haber visitado todas las iglesias y lugares sagrados. Muchos de ellos, incluso orientan sus vacaciones a dichos lugares sagrados, aunque en esos sitios no haya absolutamente nada más que ver, y son tales las peregrinaciones, que en esas ciudades ya tienen asumido que si quieren tranquilidad tendrán que irse a una isla desierta. A diferencia de los demás turistas, el religioso se mueve en cualquier época del año… porque como sólo visita lugares cerrados…

Tenemos también al conocido como Turista Alcohólico, suelen ser jóvenes menores de 25 años, con alguna excepción, y a quien nos podemos encontrar en grandes grupos, sentados en el suelo de cualquier plaza o desbordando las mesas de cualquier terraza. Pero eso si, son una especie nocturna y siempre se deja ver a partir de media tarde, antes sólo duerme, e incrementa su actividad a medida que va oscureciendo. A estos, por lo general, sólo les interesan los monumentos de carne y hueso, y además por comodidad esperan sentados a que pasen por delante de ellos, moviéndose sólo para recargar el vaso, o en su defecto, para cambiar de establecimiento.

En verano, y únicamente en verano, nos podemos encontrar también con el llamado Turista Desprotegido, llamado así por su poca afición a usar protección solar, y conocido también con el pseudónimo de Turista Cangrejo. Se les conoce con ése segundo sobrenombre, por el extraño y exagerado color rojizo de su piel, aunque no adquieren dicha tonalidad hasta llevar una hora en la playa, lugar donde los podemos observar tumbados, bien boca arriba o bien boca abajo, sin que ni siquiera se inmuten. Generalmente son nativos de países fríos o de ciudades donde no hay playas, con lo que aprovechan todo lo que pueden. Capaces de aguantar largas horas bajo el sol, sólo se incorporan de sus toallas un par de veces al día para ingerir alimentos y refrescarse...

Existe también un tipo de turista, difícil de ver en ciudades grandes, ya que su hábitat natural suele ser el campo, conocido como el Turista Caracol. Llamado así por su fuerza sobrenatural, suele llevarse la casa encima de sus hombros y colgada a los laterales de su bicicleta, o en el caso de los más débiles, de su motocicleta o caravana. Tienen la ventaja sobre las demás especies, de no necesitar una reserva ni de tener que pagarse un hotel, pero al mismo tiempo, la desventaja de que les coja una tormenta sin previo aviso. También se les llama Turista Caracol, porque cuando terminan las vacaciones, suele llegar a casa arrastrándose por todo lo que ha pedaleado.

No debemos olvidarnos del Turista Veloz, que más que de vacaciones, parece que está participando en un concurso de a ver quién ve más cosas en el menor tiempo posible. Estos suelen aparecer en grupos organizados, y lo hacen así, para que mientras unos ven una cosa, los otros hacen cola para ver otra guardándose el sitio mutuamente. Apenas hacen paradas para descansar y se desplazan en autobús de un lugar a otro, comen bocadillos en el mismo autobús, y si el susodicho autobús tiene baño… pues también hacen sus necesidades en él.

Y por último, y no por ello menos importante, si no todo lo contrario, ya que es el más completo de su especie, nos encontramos con el Turista Vocacional. Su nombre proviene del término Vacacional, y debido a su polivalencia puede llegar incluso a pasar desapercibido entre cualquiera de nosotros. Capaz de comportarse como cualquiera de las demás especies de Turistas, puede que incluso no sepamos encasillarle, y aunque es difícil que adquiera el color rojizo del Turista Cangrejo,  si nos fijamos en él detenidamente, veremos que a veces lleva cámara, que de vez en cuando entra en una iglesia, para más tarde salir de ella y sentarse en una terraza a tomarse unas cañitas, y a cualquier hora del día, si hay playa en la ciudad en cuestión, darse un baño para refrescarse.

Como veis, son bastante variadas las especies de Turistas, y aunque no están todas las que son, si son todas las que están. Me diréis que algunos turistas se pueden encasillar en varias especies simultáneamente, y es cierto. Nos podemos encontrar con un Turista Kodak convertido en un Turista Religioso ó en Turista Alcohólico, o al Turista Veloz en Turista Kodak y Turista Alcohólico…. En fin, hay multitud de combinaciones y debemos de tener paciencia con ellos, porque la verdad es que, todos hemos pertenecido alguna vez a alguna de estas especies o incluso a todas ellas.  

Lo que yo nunca he visto a día de hoy, y con ello no quiero decir que no haya sucedido en algún remoto lugar, es a un turista oriental ejercer como Turista Alcohólico ó Turista cangrejo,  lo que me da que pensar que para estos personajes, el relax y el disfrute por alguna extraña razón, no entra en sus prioridades turísticas. ¿Serán capaces de divertirse algún día?....



28 de junio de 2014

¿Algún voluntario?...

Tener conocimiento sobre todo lo que nos rodea, siempre ha sido una obsesión del género humano. Por alguna extraña razón, sentimos la necesidad de comprenderlo todo. Nos sentimos indefensos ante todo aquello que se escapa a nuestra comprensión y que no puede ser demostrado con hechos. Y hay muchos temas, para los que nadie ha sido capaz aún de encontrar una respuesta convincente, al menos que yo sepa.

Por ejemplo, quién no se ha preguntado alguna vez, qué hay después de la muerte. Hasta donde yo llego, el más allá no se puede ver desde el más acá. Se intuye que es un sitio un poco oscuro y es necesario estar allá para verlo, pero claro, es un viaje sólo de ida y nadie vuelve de allí, quiero decir de allá. No estaría de más que alguien que se muera instalara allá una bombilla, o que se llevara una cámara consigo y nos la enviara a portes debidos desde el más allá, a los que estamos en el más acá. O mejor dicho, a portes pagados, salvo que el más allá sea como el más acá, es decir, materialista, si no, mejor que nos ahorre un dinerito a los del más acá. ¿Algún voluntario?...lo suponía, ¡panda de cobardes!

Hay quien, según los médicos, ha estado clínicamente muerto y afirma haber visto una luz intensa. Pero ¿podemos creerle? Esa gente no puede demostrar de ninguna manera, que dicha luz, no fuera el foco que le pusieron encima de su cabeza cuando estaba tendido en una camilla, y que vislumbró fugazmente en su estado de ¿semiinconsciencia? Y además cómo va a saber él que estaba completamente muerto. Quizás sólo estaba muerto en su mayoría y ese estado confundió a los médicos, que se fiaron de sus aparatitos y no se dieron cuenta, de que el paciente abría y cerraba los ojos levemente, porque es muy diferente estar completamente muerto y estar muerto en su mayoría.

Quien tiene fe, encuentra en ella el optimismo necesario para creer que su alma se liberará, y que va a pasar a mejor vida en un lugar paradisíaco, en el que se entretendrá volando con un par de alas que le saldrán en su espalda. Pero quien no tiene esa fe, espera tras su muerte la oscuridad total, y encontrarse bajo el mando de un esqueleto armado con guadaña lleno de maldad, que secuestrará su alma para satisfacer su ego.

Quizás ya haya alguien en el más allá, que nos está gritando todo lo que ha visto sin que nadie pueda escucharle… Pero, hasta que llegue el día en que alguien pueda volver del más allá y demostrarlo, sólo podremos elucubrar con hipótesis,  a cual más rocambolesca, y esperar con inquietud a que nos toque ir para el más allá. 

Lo que sí es seguro, es que la muerte nos alcanza a todos, aunque nos haya dado una vida de ventaja. Pensar que podemos escapar de ella, es tan iluso como creer que algún chino sea capaz de hacer una tortilla sin dejar de reírse.


Mi único deseo, es que, cuando yo me muera, no esté allí para verlo. Espero estar lo más lejos posible, porque soy muy sensible y lo paso mal cuando veo cosas así. No me gustaría llegar al más allá traumatizado…





18 de junio de 2014

Somos lo que somos.

Evidentemente, tal y como reza el título de este post, somos lo que somos.

Y lo somos, independientemente de que seamos lo que en realidad hemos querido ser, o que en cambio, seamos lo que nos ha tocado ser. No podemos negar que somos lo que somos.

Por ejemplo, nadie nos preguntó antes de nacer si queríamos ser humanos. Y sin embargo, es lo que nos ha tocado ser. Bueno, sí, es posible que usted mismo, o algún otro que lea esto, sea un miembro de otra especie animal, en ese caso no se de por aludido. No voy a entrar en materia sobre si ha tenido más suerte que el resto, pero todos los demás somos humanos. Y además de serlo a la fuerza, porque nos han obligado a serlo, también lo somos de nacimiento…

Y también de nacimiento, nos guste o no, queramos o no, somos hijos de… alguien. En algunos casos incluso también somos hermanos de… alguien. A partir de ahí, podemos empezar a elegir, si bien no todo lo que somos, sí en algunos casos. Ya de jovencitos podemos elegir si queremos ser amigo del macarra de turno, o por el contrario, amigo del empollón. Y así con innumerables alternativas que nos presenta la vida.

Pero en cambio, otras opciones nos vienen impuestas por la vida misma. ¿A que nadie le ha preguntado a usted si quiere ser peatón? Pues le guste o no, no le queda más remedio que serlo, de no ser que se quede usted continuamente en casa sin pisar la calle. En ese caso, usted no será un peatón, será un mueble con patas, pero qué quiere que le diga, mejor ser peatón, aunque se lo haya impuesto la vida, que ser un mueble con patas.

Estoy casi seguro de que, siendo usted pequeño, alguien le preguntó “¿qué quieres ser de mayor?”. No, no soy adivino, es que a mi también me lo preguntaron. Se lo preguntan a casi la totalidad de los niños. Y cuando uno tiene diez ú once años y le hacen esa pregunta, se cree que se lo preguntan para concedérselo, como si estuviera escribiendo la carta a los Reyes Magos… y después pasa lo que pasa. ¡Qué ilusos somos de pequeños!

Cuando yo era pequeño, de mayor quería ser futbolista. Después ya me di cuenta de que no iba a serlo, porque ya había muchos niños que también querían serlo… y porque habría necesitado al menos otras dos piernas como las que yo tenía para poder llegar a serlo. O sólo dos piernas, pero con el doble de habilidad, lo que prefiera…

Así que pensé que, entre otras cosas, quería ser administrativo, no me pregunte el porqué, porque no sabría darle una razón coherente. El caso es que aunque también había muchos administrativos ya, y muchos otros que también querían serlo… me bastaba con dos manos y dos ojos para serlo. Y pensar de cuando en cuando, pero no demasiado, que eso cansa... Y sobre todo, al final, de mayor, he conseguido ser… mayor.


Moraleja: No siempre uno es lo que quiere ser, pero, al final, uno siempre es lo que es.





6 de junio de 2014

Mentira cochina...

¿De verdad es cierto todo lo que decimos?

No se lo que pensará usted, pero a mi me consta que, de cuando en cuando, soltamos unas mentiras, voluntaria o involuntariamente que, en algunos casos, llegan a ser bastante escandalosas. Sí, cierto es que dichas mentiras no hacen daño a nadie, pero son totalmente absurdas y no percibo en ellas ningún motivo más o menos noble para tener que  pronunciarlas.  Simplemente salen de nuestra boca como si fueran el aire que exhalamos.

He aquí alguna de esas mentiras que se me ocurren a bote pronto:

“Este pantalón me hace el culo gordo”. Mire usted, no mienta. No le eche la culpa al pantalón, porque su culo es gordo con o sin pantalón. Más bien, seguramente sea todo lo contrario, y si se quita el pantalón podremos todos comprobar como su culo se expande un poquito más.

“El cielo está gris”. No me sea infeliz… El cielo siempre es azul. Lo que está gris son las pedazo nubes que se interponen entre el cielo y usted. Además, yo en su lugar cogería un paraguas…

“La Hamburguesa engorda”. Ni por asomo. Quien engorda es quien se la come. La Hamburguesa, lo más que hará será terminar en trocitos dentro de su estómago, pero en ningún caso engordará.

“Yo tengo más tetas que ella”. Salvo que sea usted la mutante de Desafío Total, usted tiene el mismo número de tetas que el resto, así que no vaya por ahí fardando a lo tonto…

“Ya cae la noche”. A ver…, pensemos un poco. La noche nunca cae. Quien se cae es el Sol y lo deja todo a oscuras, como cuando hay un apagón o se funde una bombilla. Nadie piensa “ha caído la oscuridad”, si no que pensamos “se ha ido la luz”, o… “vaya mierda de bombilla hemos comprado”…

Sólo son unos ejemplos, pero seguro que hay muchas más mentiras que soltamos sin pensar, así que, la próxima vez que vaya a decir algo, piense por lo menos que coño significa lo que va a decir. Y si no, recuerde que tiene derecho a permanecer en silencio, y tenga en cuenta que cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra, sea verdad o no. Por supuesto, tiene derecho a un abogado, pero se lo paga usted, que con los tiempos que corren, no está el estado como para despilfarrar el dinero sólo porque usted ha dicho una memez.


Sí, cierto. Yo ya me he arruinado por culpa de no ejercer mi derecho a guardar silencio…




Pd.: Nuevo mes, nueva chica del mes.


 

28 de mayo de 2014

Metamorfosis.

Los memes circulan por la blogosfera a velocidad de vértigo. Y no se si usted lo sabrá, pero yo no me hago ni pajolera idea de dónde salen. Ni quién se los inventa. Van de un lado a otro sin que se tenga muy claro cual es su procedencia.

Pues bien, voy a dar un paso al frente y, antes de que me quede con las ganas, voy a poner uno en circulación, para así saber de dónde vienen al menos en una ocasión. Es lo que tiene la falta de ideas para escribir (estoy abierto a cualquier sugerencia que me hagáis). Creo que será divertido…

¿De qué va a tratar? Bueno, no sé si alguien lo habrá hecho ya alguna vez, quién sabe, no tengo recorrida toda la blogosfera, pero por si acaso, ahí va…

Somos lo que somos porque somos humanos. Bueno, es posible que alguien que lea esto no lo sea, pero vamos a dar por supuesto que todos lo somos. Pero si no fuéramos humanos, es decir, si fuéramos cualquier otra cosa, ¿qué seríamos?...

Por eso planteo esta pregunta, que yo mismo voy a responder, y que inevitablemente deberá de responder todo aquel a quien nomine (si es que quiere, por supuesto), ¿qué sería usted si fuera?...

Si fuera un Animal-  Yo sería un caballo. O mejor dicho, sería un pony.

Si fuera un libro- Yo sería El Quijote.

Si fuera un coche-  Yo sería un seiscientos. Sí, con las puertas abiertas.

Si fuera una película- Yo sería El Guateque.

Si fuera un árbol- Yo sería una Higuera.

Si fuera una canción- Yo sería Los pajaritos.

Si fuera una bebida- Yo sería Whisky. Más concretamente DYC.

Si fuera una comida- Yo sería una lata de callos.

Si fuera una prenda de vestir- Yo sería una faja.

Si fuera un cuadro- Yo sería un Picasso.

Si fuera un edificio- Yo sería la casa de Papá Pitufo.


Bueno, como veis es facilito. Se lo voy a pasar a cinco Blogs, que espero que a su vez lo pasen a otros cinco y así hasta el infinito y más allá. El meme se llama Metamorfósis, y el logotipo o distintivo que os podéis llevar es este:



Y los nominados son:

Mi Álter Ego, de Plagiando a mi Álter Ego (que sé que estas cosas le molan).
B., de Mi zona B.
Doctora, de Paso de Twitter.
Ana C., de Subconsciencias.
Waspy, de La Neurona impasible (por ser paisano).


Se lo daría a mucha más gente, pero creo que con cinco que me pongan verde ya es suficiente…


14 de mayo de 2014

Protesta.

Quiero aprovechar la oportunidad que me brinda este espacio, para elevar, lo más alto que se pueda, una enérgica protesta contra todo el mundo cinematográfico en general. Dicha protesta, se hace extensible a telefilms, series, anuncios publicitarios y demás farándula que inunda nuestra programación televisiva habitual, sea en la cadena que sea, y en cualquier horario. Sí, las series de dibujos animados también… 

¿Que cual es el motivo de la protesta?… Creo hablar en nombre de todos los retrosexuales, cuando afirmo que existe una brutal discriminación hacia todos los miembros de nuestra especie, por parte de dicho sector. ¿Pruebas? Todas las que quieran, aunque es obvio lo que afirmo y basta con que le de al “power” de su televisor para confirmar lo que digo…, bueno vale, lo que escribo. 

Sé perfectamente cual es el motivo de dicha discriminación: La envidia. Sí señores, la envidia cochina de la que somos objeto por parte de los guapos de turno. Sólo así se explica que las dos mejores series de las que hemos disfrutado en nuestra televisión, hayan sido borradas del mapa. Dos series que triunfaban en los índices de audiencia, y en las que buena parte de sus protagonistas tenían una clara tendencia retrosexual: Los Serrano y 7 Vidas. En esas dos series, había belleza en su justa medida, sin saturarnos de modelos como en otras series, en las que hasta los extras se merecían primeros planos… 

En este punto, tengo que aclarar, que la mayoría de las series y películas a las que acuso de discriminación, son de origen americano, más concretamente de esos Estados Unidos, que tienen más de unidos que de estados, y en las que es difícil, por no decir imposible, encontrarse con un súper-policía rechoncho, una asesinada fea, o un héroe calvo. Y el colmo de la discriminación, se lo lleva la industria pornográfica, donde ni por asomo, verás a un actor con barriga ni a una actriz con celulitis… 

Por todos esos motivos, y para que conste en acta (que lo escriba el/la taquígrafa/o que corresponda), los retrosexuales hacemos hincapié en la siguiente lista de exigencias: 

-Que en el próximo capítulo de CSI, la desafortunada asesinada, sume sobre una báscula más de 50 kilos, a ser posible sin ropa.

-Que el/la guapo/a de turno tenga un papel secundario y diga menos frases que el/la feo/a de turno.

-Que al menos en dos de cada tres películas el bueno sea calvo y el guapo sea el malo perverso. 

-Que en todas las películas pornográficas al menos uno de sus protagonistas tenga el miembro por debajo de la media (perdón, me he expresado mal, he querido decir por debajo de lo que le mide a la mayoría y no que le llegue por debajo de la media…), y por supuesto, que no esté depilado/a en lo referente a su zona genital. 

-Que se prohíba tajantemente en las películas el uso de gomina, o cualquier otro fijador de pelo, en cantidades industriales, o mejor dicho en cualquier cantidad. 

-Que al menos una de cada tres actrices que aparezcan en pantalla en ropa interior use bragas de cuello alto, o que en su defecto use faja (aunque el guión no lo exija). 

-Que en todas las películas pornográficas, al menos uno de cada tres coitos, dure lo que dura un coito de verdad (unos 15 minutos), porque tiene que durar lo que dura dura, y si dura dura más tiempo es por consumo de estupefacientes…, Ah! Y que no se quiten los calcetines. 

-Que al menos uno de cada tres policías beba cerveza en lugar de whisky, y si puede ser que no use vaso, y ya puestos a pedir, que después de dar un buen trago, eructe como Dios manda. 

-Que James Bond, en al menos una escena de cada película se despeine…, o mejor dicho, que el nuevo agente 007 sea Santiago Segura. 

-Que… ¡y qué carajo! Que uno y medio de cada tres actores ó actrices no tenga inconveniente en reconocer que preferiría ser menos agraciado físicamente, incluso aunque tuviera que hacer de malo toda su vida (como el pobre Jack Nickolson, un retrosexual convencido). 

Como pueden ver, son unas peticiones completamente normales y adecuadas a la ley de no discriminación a los retrosexuales. Si a alguien no le parecen adecuadas las exigencias, una de dos: que lo diga o que se calle. Mejor que se calle, pero nosotros no discriminamos a nadie, así que dejamos la puerta abierta a cualquier opinión por muy extravagante que nos parezca… Saludos cordiales. 


 Pd.:¿Alguien sabe dónde se entregan este tipo de protestas?...




11 de mayo de 2014

El video del Domingo.

Se llaman "The Common Linnets".

Un tema sencillo. Una interpretación sencilla.

Hacía mucho que no escuchaba algo con tanta calidad musical. En el festival de Eurovisión siempre se descubre algo nuevo. En este caso, un tema de 10. Les ha bastado para quedar segundos, y quién sabe..., quizás, si ella hubiera llevado barba, lo mismo habrían ganado.

Juzguen ustedes.
Precioso, ¿verdad?


25 de abril de 2014

Atracción??

Un hombre entra en una cafetería. En un acto reflejo examina el interior de la misma guardando en su memoria todos los detalles que su mente le permite.  Dado que no es un ejemplar de mente brillante, los detalles que consigue procesar no son demasiados. Eso provoca que, no sólo esté a punto de caerse al no ver un escalón próximo a la puerta que acaba de cruzar, si no que algún metro más adelante, también se lleve por delante unas muletas que estaban apoyadas en una silla en posición diagonal. A pesar de todo, consigue llegar sin más contratiempos hasta el mostrador, donde permanece de pies porque no vio a tiempo la única banqueta libre…, que si vio una mujer que entró por la otra puerta existente del local…

La mujer también ha permanecido unos segundos plantada en la puerta tras cruzarla, y a pesar de tener aún puestas las gafas de sol, tarda apenas cinco segundos en sortear todos los obstáculos que se interponen entre ella y la única banqueta libre al lado del mostrador. Ni siquiera ha necesitado mirar a su espalda para saber a ciencia cierta cuantos clientes han seguido su trasero con la vista…, y sólo vuelve su cabeza para presenciar como aquel torpe se trastabillaba con la muleta apoyada en la silla en posición horizontal. Se sienta en la banqueta y pide un café mientras busca algo en el bolso. Le interrumpe la voz del hombre torpe pidiendo algo sin alcohol, y aunque en un principio no le presta demasiada atención, no puede evitar hacerlo al escuchar al camarero blasfemar por la falta de indecisión del cliente que no sabe qué bebida pedir, al mismo tiempo que le decía que él no era nadie para decidir qué debía beber un cliente…

El hombre está indeciso. Más aún con aquella espléndida mujer a escasos dos metros de su posición.  En tan sólo unos segundos, la mujer había conseguido que su mente no fuera capaz de decidir entre una cerveza sin alcohol o una Coca Cola, así que pensó: “de perdidos al río”… y pidió un Martini… Giró 90 grados y se situó de frente a la mujer que le había descentrado, intentando aparentar seguridad en sí mismo… sin conseguirlo, porque al girarse tropezó el vaso recién llenado, derramando su contenido sobre el mostrador… Más juramentos de boca del camarero y doble gasto para nuestro hombre.

Mientras añadía el azúcar al café, la mujer observa de reojo al hombre de su derecha que por fin se ha decidido por un Martini. Se percata de que se ha girado hacia ella y que ha tirado la bebida llegando a salpicar su rodilla desnuda. Coge una servilleta y la seca cuidadosamente mientras escucha un torpe y balbuceante “lo siento”. Ella levanta la vista y lo mira con una sonrisa indulgente. Se detiene a observarlo concienzudamente. Fija su vista en el entrecejo y la va bajando lentamente hasta llegar allá donde se unen las dos piernas. Vuelve a subir la vista pero a medio camino la vuelve a bajar, para detenerse en ese singular lugar dibujando su cara una expresión de asombro…

A duras penas el hombre intenta reponerse del espantoso ridículo que acaba de soportar al tropezar su copa. Intenta disculparse con la mujer de su izquierda, a quien ha salpicado la rodilla que tiene en medio de su interminable pierna. Comprueba aliviado que la mujer acepta sus disculpas mientras se seca con movimientos que simulan una caricia. El hombre pierde su mirada entre los pliegues de la corta falda, pero entre aquellos macizos muslos no corre el aire y el hermetismo es total. Levanta la mirada y se percata de que la mujer le está mirando su entrepierna. Poco a poco, la observadora va levantando la vista, y nuestro hombre se prepara para un inminente encuentro de sus miradas, pero al llegar los ojos de ella a su pecho, bruscamente vuelven a descender hasta la entrepierna… El ve cómo se dibuja en su cara un gesto de asombro y orgulloso espera a que le mire a los ojos. Tras unos segundos interminables, ella levanta la vista y… él no puede aguantar la mirada. Tímidamente baja su mirada… para descubrir que llevaba la bragueta abierta.


(Moraleja 1: El significado de una mirada es muy relativo… y variable, haciendo que cualquier parecido con la realidad sea pura coincidencia…).


Él intenta recomponerse como puede, en un acto reflejo y, cómo no, torpemente cierra la cremallera de su pantalón asegurándose de dejarlo todo en su sitio… Levantó la vista, tranquilizándose al ver la mirada complaciente que la mujer le dedicaba. Así y todo pensó: “tierra trágame”… Mientras tanto, ella pensaba: “me tragaría todo eso…”.

Siguieron dedicándose miradas, unas más furtivas que otras, mientras apuraban sus correspondientes bebidas, pero ninguno de los dos, cada uno por diferentes motivos, se atrevía a romper el hielo. Él porque pensaba que ya había hecho bastante el ridículo por aquel día. Ella porque no le parecía oportuno, sabe Dios porqué.

Pero poco a poco, dentro de cada uno de ellos iba creciendo una incontrolable ansiedad de hacer algo juntos. Fue ella quien se decidió antes a romper el hielo. Su mente buscaba las palabras idóneas que no pusieran más nervioso aún al torpe que tenía frente a ella. De repente una idea vino a su cabeza y, casi sin darse cuenta, la pronunció con un volumen lo suficientemente alto como para que él la oyera diciendo: “deberíamos echar el resto…”. Él la escuchó estupefacto y respondió: “me conformaría con echar uno…”.

Ni siquiera se dijeron sus nombres, pero una vez roto el hielo, ambos ganaron en confianza, él porque nunca la tuvo y ella porque no se sintió rechazada. Y ambos iniciaron esta conversación:

Ella- Aquí no podemos, esto es un lugar público.

Él- Tienes razón, ¿dónde lo hacemos?

Ella- En la misma calle… No tengo ganas de perder mi precioso tiempo buscando otro lugar más cómodo…
Él- De acuerdo, será un poco molesto, pero de acuerdo… ¡Camarero! Cóbreme las dos consumiciones…

Ella- A lo demás invito yo…

Tras pagar la cuenta, salieron a la calle y buscaron un lugar que les resguardara de la lluvia. Se cobijaron en un portalillo y, tras dedicarle ella una sonrisa, empezó a rebuscar en su bolso mientras decía: “creo que me queda uno”. Él ya no podía aguantar más la ansiedad, así que la ayudó a buscar aquello que necesitaban:

Él- Si no lo encuentras sé dónde podemos comprar más, así podremos echar más de uno.

Ella- Mírale a él qué espabilado… Y eso que te conformabas con uno.

Él- Bueno, si sólo se puede uno, pues uno, pero si hay posibilidad de más… ¿Para qué desaprovechar la ocasión?...

Ella- Tienes razón… Pero ¿porqué me habré comprado yo un bolso tan grande?... ¡Ah!... Aquí está…

Ansiosa ella también, lo tomó en sus manos y dirigiendo su boca hacia él… lo encendió con el mechero que tenía en el bolsillo… Aunque enseguida se dieron cuenta de que con uno no les iba a alcanzar…

(Moraleja 2: Nunca lleves sólo uno…, nunca se sabe con quién lo vas a tener que compartir…).





20 de abril de 2014

Sexo salvaje...

Una visita al Parque de la Naturaleza de Cabárceno da para mucho. Y muchas visitas dan para mucho más…

Si usted se saca el pase anual, tiene la posibilidad de visitarlo 365 días al año, aunque no creo que nadie en su sano juicio lo haga. Ni siquiera los que trabajan allí van los 365 días… ni yo tampoco. Y si usted tiene dicho pase, seguro que tampoco lo hará. Y cualquiera puede pensar que llegará un día en que se aburra de visitar el parque y de ver siempre lo mismo…

Se equivoca. Allí siempre se ve algo nuevo, algo que aprender o situaciones, cuanto menos, curiosas. Y eso es lo que me pasó a mí el otro día. A mí y a todos los que estaban en el mismo lugar y en el mismo instante, no se crea que soy especial y que tengo privilegios sobre lo que allí ocurre. En absoluto.

Porque… ¿Cuántas veces ha tenido la posibilidad de presenciar en directo, la cópula de una pareja de animales? No, asistir a un espectáculo porno de humanos en directo no cuenta. Tampoco cuenta aquella vez que vio a una pareja en las dunas de la playa en actitud “cariñosa”. Me refiero a ese acto de dos animales en pos del noble objetivo de perpetuar la especie. La especie propia por supuesto.

Seguro que no ha tenido demasiadas oportunidades ¿verdad? Yo tampoco. No hasta el otro día, donde no sólo fui testigo de la cópula de una especie animal, si no que fui testigo de la cópula de dos especies animales. En realidad serían tres si cuento lo que pasó después en mi… pero qué digo, eso no le importa.

En primer lugar fui testigo de cómo un tigre y una tigresa, tras hacerse mimos, ronroneos y colocarse en situación, iniciaron una copula. He aquí la prueba fotográfica:



Parece una feliz cópula ¿verdad? Pues nada más lejos de la realidad, ya que la tigresa, como todo el mundo sabe, es del género femenino, y tras un momento de aparente sumisión y consentimiento para que el macho procediera, decidió que ya no quería más, que le dolía la cabeza o que se sentía incómoda ante la mirada de un servidor y otros 50 espectadores más, y, dando un escalofriante rugido, que a mí me sonó a algo así como “déjame en paz so pesado”, le quitó las ganas al tigre de seguir con el mete-saca. Vamos, lo que se viene conociendo como un auténtico “coitus-interruptus”. El pobre se debió de quedar con un calentón del carajo, resultando ser la tigresa una auténtica calienta pollas, y dejándonos a todos con las ganas de presenciar un orgasmo tigresco.

Tan sólo unas horas después, tuve la fortuna de ser testigo del mismo acto en otra parcela del parque. Justo en la parcela en la que habitan unas simpáticas tortugas. Y estas sí que no defraudaron. Como se puede usted figurar, el acto de apareamiento de las tortugas es… lento. Y más cercano, ya que se las podía observar más de cerca. Pero a pesar de la cercanía, un servidor fue incapaz de llegar a ver por dónde entraba lo que tenía que entrar, ni ver lo que tenía que entrar… ni si entró o no entró por donde tenía que entrar… ¡Maldito caparazón!. Lo que sí estoy seguro, es que el acto se consumó. Bastante placenteramente, ya que los bramidos que soltaba el macho sólo podían ser el resultado de un acto sexual satisfactorio, o si lo prefieren, de una corrida salvaje… 

Por desgracia, no tengo prueba sonora y sólo tengo prueba fotográfica, así que tendrán que fiarse de mi palabra…



5 de enero de 2014

Año nuevo...

¿Vida nueva?...


Definitivamente sí. Supongo que para unos más que para otros, pero no podemos negar que cada día sucede algo, que hace que, afortunadamente, nuestra vida sea diferente en mayor o menor medida.

Aunque dichos cambios, en algunos casos, sean apenas perceptibles, y tengamos la sensación de que nada cambia, estamos siempre en continua evolución, así que, aunque sea mínimamente, este año tendremos vida nueva. Usted sabrá si es para mejor o para peor, pero puede estar seguro de que su vida cambiará. También la mía, no se crea que yo soy diferente, pero yo ya lo tengo asumido.

Y aprovechando que hoy es el día en que llegan los Reyes Magos, voy a pedirles que me traigan algo de tiempo. Un tiempo que me permita poder escribir tonterías algo más a menudo, y poder seguir recorriendo la blogosfera en vuestra compañía.

¿Qué si he sido bueno? Lo he intentado y creo que lo he conseguido, pero claro, sólo es mi opinión. Ellos sabrán, que para eso son Magos y, además, qué coño… es su trabajo.


Y vosotros… ¿qué les pedís? 

Feliz 2014 a todos!!!






Pd.: Nuevo mes, nueva chica del mes.

17 de diciembre de 2013

Hacer tiempo.

Hacer tiempo…

Es una expresión que utilizamos con relativa frecuencia en nuestra jerga habitual. Y no sólo eso, si no que además, se nos suele dar bastante bien “hacer tiempo”, sin que sea necesario tener una cierta habilidad para llevarlo a cabo.

Pero… ¿qué hay de cierto en ello? Porque hasta donde mi enorme ignorancia alcanza, a día de hoy, no creo que sea posible fabricar tiempo, y sin embargo, somos capaces de afirmarlo con total conocimiento de causa, como si fuéramos unos auténticos expertos fabricando tiempo y creáramos minutos como el que fríe churros, a ritmo de minuto por minuto…

Y además, tiene gracia que “hacer tiempo”, o lo que sea que nosotros entendamos por “hacer tiempo”, sea una de las pocas cosas, que podemos hacer mientras hacemos… cualquier otra cosa. Es decir, hacer dos cosas a la vez. Si es usted hombre, claro. Si usted es mujer, hacer tiempo será algo que podrá hacer mientras hace otras dos cosas a la vez… por lo menos.

Si nos paramos a pensarlo, normalmente acostumbramos a decir frases como, por poner sólo un ejemplo: “podemos hacer tiempo tomando un café” ó “podemos disfrutar un rato sexualmente mientras… hacemos tiempo”. Y esa es otra característica común que habitualmente rodea al acto de “hacer tiempo”: que es una actividad bastante satisfactoria, independientemente de que se consiga fabricar más o menos minutos. Eso lo dejaremos para la estadística dependiendo del “aguante” que tenga cada uno haciendo tiempo. A algunos les sobrará tiempo y a otros les faltará, pero… qué quiere que le diga, si a usted le falta tiempo… haber hecho más tiempo.

Pero sin embargo, lo más curioso es que, la mayoría de las veces, por no decir todas, hacemos tiempo… perdiendo el tiempo, por lo que no es de extrañar… que nos quedemos sin tiempo. Y por el contrario, paradójicamente, si no hacemos tiempo y nos dedicamos a lo que nos tenemos que dedicar… nos sobrará el tiempo, para después poder perderlo a nuestro antojo, lo hayamos hecho o no.


En definitiva, mejor no pensar en el tiempo… porque acabará lloviendo.





6 de diciembre de 2013

Al amparo de...

Hoy no voy a trabajar.

Me quedo en la cama porque me ampara la Constitución. Y a usted también, no se crea que yo soy especial. Aunque es posible y sólo posible,  que usted no sea como yo, de constitución horizontal, y usted llegue a levantarse de la cama en algún momento del día. Si es así, le deseo suerte.

Pero como ya he dicho, hoy más que nunca, nos ampara la Constitución para pasar el día a nuestro libre albedrío, y como tal, voy a ejercer mis derechos constitucionales permaneciendo en la cama, con alguien que me hace subir la temperatura hasta hacerme sudar, que me hace temblar con su mera presencia, y que nubla mi mente cuando se acuesta conmigo… la gripe.

Porque sí, tener la gripe también está amparado por la Constitución, y no sólo hoy, si no que puede tenerla cuando usted quiera. Es posible que nuestra Constitución cojee por varios sitios, pero en ese sentido, es bastante firme y tener la gripe, está bajo su Amparo, sobre su Consuelo y al lado de sus Remedios…

Y aunque yo no quisiera ejercer mi derecho constitucional a tener la gripe, ésta, la gripe, también tiene sus derechos constitucionales, y está amparada por la Constitución para instalarse en las entrañas de todo aquel que se le ponga entre ceja y ceja, vulnerando con ello, nuestro derecho constitucional de no pasar el día con ella.

Sí, ya lo sé. Ya sé lo que está usted pensando, “una mierda de Constitución”. Pero mientras que, aquellos que pueden, no la cambien, tanto usted como yo, tendremos que seguir sufriendo todo tipo de penurias que, para nuestra desgracia, están amparadas por la Constitución.

La verdadera desgracia, es que, a diferencia de la gripe, otras penurias amparadas por la Constitución, no se pueden remediar, ni con una aspirina, ni con la mejor de las farmacéuticas a nuestra disposición.

Y a nuestra amada Constitución, no la cambian… porque les ampara la Constitución.





Pd.: Nuevo mes, nueva chica del mes… porque me ampara la Constitución.