31 de julio de 2008

El Felizómetro

¿Alguien puede medir la felicidad?
Sencillamente, no se puede, no es tangible y por lo tanto no tiene medida. La posibilidad de reconocer si la felicidad existe en nuestra vida, o si por el contrario, nos falta algo para conseguirla, está en el interior de cada uno de nosotros.
Es nuestra propia necesidad, la que nos marca el límite de la felicidad, y en muchos casos también es la que nos impide alcanzarla. ¿Qué produce esas necesidades? Nuestra propia personalidad. Por eso, y solamente por eso, la felicidad no se puede medir, porque es relativa a cada individuo, y lo que para unos, es la felicidad máxima, para otros, no significa absolutamente nada…
Yo puedo afirmar que soy feliz…, porque tengo todo lo que necesito en este momento de mi vida, y sé, que lo que necesito y no tengo, el propio curso de la vida me lo dará, simplemente con dejar que ésta transcurra normalmente. Ver crecer a mis hijos al lado de su madre y el resto de la familia, y vivir una y otra vez nuevas experiencias con ellos, es algo que sólo el tiempo me lo dará, y aunque se vive con el temor de que esa burbuja, que representa la felicidad, explote por algún sitio, de momento, se hace cada vez más grande.
Por lo tanto, amigo lector, si sabes diferenciar bien, lo que necesitas, de lo que quieres, porque no todo lo que queremos y deseamos, lo necesitamos…, si tienes lo que necesitas, tienes lo suficiente para sentirte completo.
El ser humano es ambicioso por naturaleza, y siempre deseará tener cosas que no necesita. La ambición por sí sola, no es negativa, al contrario, porque nos ayudará a progresar, pero en ningún caso, nos debe de crear una necesidad, porque entonces, nos obsesionará dándonos ciertas dosis de infelicidad…Sé feliz por tener lo que necesitas, nunca por tener lo que quieres, porque tener lo que quieres, puede provocar que no tengas lo que necesitas.