28 de diciembre de 2016

!A LA MIERDA!

No, no se me había olvidado escribir… Y no, tampoco se me había olvidado que tenía un blog de humor, en el que intentar juntar palabras con más o menos acierto. O un blog que intenta ser de humor, ya sabemos todos que, el humor, como todo en la vida, es relativo, y lo que a unos les divierte, a otros no les hace ni pizca de gracia…

Se preguntará entonces, por qué si no lo había olvidado, no he escrito nada en los últimos meses. Y si no se lo pregunta, no se preocupe, se lo voy a contar igualmente, se ponga como se ponga, porque a diferencia de Paco Umbral, yo no he venido aquí a hablar de mi libro, sino de porqué no he escrito nada últimamente.

Para escribir en un blog de humor, o en un blog que intenta ser de humor, hace falta, básicamente, tener humor. O sentido del humor, llámelo como quiera. Y yo perdí el sentido allá a mediados de Mayo por culpa de varios sucesos que se dieron en mi vida y que se extendieron hasta finales de Octubre. Sucesos que se presentaron sin llamar a la puerta y sin que nadie les invitara. No voy a extenderme en detalles, porque sería demasiado largo (quien esté interesado puede preguntar por privado), y porque, básicamente, esto es un blog de humor. O un blog que intenta ser de humor… y dichos sucesos no tienen ni pizca de gracia.

Todos hemos tenido alguna vez “el peor año de nuestra vida”, y si usted no lo ha tenido, no se preocupe, por desgracia lo tendrá. O siendo más optimistas, por suerte lo tendrá, porque entonces habrá tenido la suerte de seguir vivo para sufrirlo y contarlo.

Y este ha sido el mío. Un 2016 que, para colmo, le voy a tener que aguantar un día más de lo normal, ya que como año bisiesto que es… ha tenido 366 días. Y no le soporto más. Quizás para usted haya sido un buen año, un año de lo más majo, pero como ser majo también es relativo, yo me reservo mi derecho de que me haya caído mal, porque me hizo perder el sentido.

Afortunadamente, no todo lo que se pierde es para siempre, y algunas cosas, las vuelves a encontrar sin ni siquiera buscarlas. Y yo he vuelto a encontrar el sentido. Más concretamente el sentido del humor. Otros sentidos que perdí, como el sentido del ridículo o el sentido del decoro, prefiero no encontrarlos, porque seguro que de volver a tenerlos me privaría de vivir situaciones que no quiero perderme…


Gerundeando el verbo resumir, o si lo prefiere, resumiendo que es gerundio: alguien dijo una vez “si la vida te da la espalda… tócala el culo”, así que a este año 2016, le voy a despedir con más gozo y algarabía que nunca, tal y como se merece, con una patada en el culo y un portazo en las narices, e imitando a Paco Umbral con un rotundo “A LA MIERDA…”.







8 de mayo de 2016

El vídeo del Domingo.

Un tema que pone los pelos de punta. Sobre todo de quien tenga pelos. Un temazo de uno de los mejores.

Lo pueden llamar premonición o como quieran..., simplemente espectacular.








3 de mayo de 2016

Personaje a exámen.

Capítulo 15. Albert Einstein.



Nuestro personaje de hoy, pasó a la historia gracias a su pasión. Más concretamente a su pasión por la Física. Como no podía ser de otra manera, su pasión le llevó de la mano a convertirse en Físico. Lo cual resulta, cuanto menos curioso, ya que nadie en su entorno llegó nunca a creer que destacara por su físico, considerado más abstracto que físico.

Se convirtió en el Físico más conocido y popular del siglo XX (20, para los que no saben romano), aunque, al menos yo, no sabría decir en qué nacionalidad encasillarle, ya que, aparte de la pasión por la Física, también tenía una pasión desmedida en coleccionar nacionalidades. Dicho afán nacionalista, o anti nacionalista según se mire, le llevó a tener cuatro nacionalidades diferentes. 

Fue tal su extravagancia en ese sentido, que incluso durante cinco años, de 1896 hasta 1901, fue apátrida, es decir, no tuvo nacionalidad alguna… Las malas lenguas afirman que, dicho baile de nacionalidades, tuvo su origen en su luna de miel, consistente en un tour por Europa, de esos en los que hoy en día no tienes tiempo ni para mear, pero que por aquel entonces, por lo que se ve, tenías tiempo de jurar la constitución de cada país nada más pasar la frontera…

Así, pasó de ser alemán a ser apátrida, después suizo, seguidamente austríaco, para finalmente volver a ser alemán. Pero como además de ser todo eso, también era judío, el jodío tuvo que emigrar a Estados Unidos cuando su compatriota Hitler se lió la manta a la cabeza, y le dio por perseguir a todo judío viviente. Cuando digo su compatriota, es porque durante unos años ambos fueron austríacos… y alemanes. Evidentemente y como no podía ser de otra manera, nada más pisar suelo americano… se nacionalizó americano.

Pero ya para entonces, el bueno de Einstein, contaba con una dilatada experiencia en hallazgos científicos. Su primer trabajo reconocido data de 1901, justo cuando se convirtió en suizo, y dado que dicho trabajo, fue un estudio científico sobre la atracción capilar, también fue justo cuando se convirtió en peludo e inmortalizó para siempre su peculiar peinado. Se desconoce cuáles fueron los métodos empleados en dicho estudio, pero fuentes anónimas afirman que consistieron en introducir dos dedos en un enchufe. Vaya usted a saber.

Lo que sí está claro es que, éste primer estudio científico de la atracción capilar, fue de largo el estudio más comprensible y mejor aceptado por la comunidad científica de todos los que realizó Einstein. A partir de ahí, no sé si tendría algo que ver su final aspecto, empezaron a tomarle por loco. O como el mismo matizó posteriormente “relativamente loco”. Y le tomaron por más loco aún, ya que nadie entendía aquello de “relativo” y su extraña teoría de la relatividad…


Os podría contar más cosas sobre Albert Einstein, pero para eso ya está la Wikipedia…





1 de abril de 2016

Actitudes

Un hombre circulaba con su vehículo.

Circulaba despacio. Y no circulaba despacio porque no quisiera circular más rápido, ni tampoco porque su vehículo no tuviera capacidad para ello. Era un vehículo normal, con un motor apto para circular más rápido, con un volante adecuado para dirigirlo de una manera conveniente por la carretera y que, incluso, tenía cuatro ruedas en perfecto estado para deslizarse por la misma. Sin embargo, por circunstancias ajenas a todo ello, no podía circular más rápido.

Y su actitud era, la actitud que tiene alguien, cuando, aún conduciendo un vehículo con capacidad para circular rápido, se ve obligado a circular más despacio de lo que a él le gustaría circular, es decir, una actitud desesperada. Su actitud era la consecuencia de haber salido tarde de su domicilio. Demasiado tarde. Y como si con ello llegara a conseguir circular más rápido, de su boca salían improperios irreproducibles, su mano derecha se desplazaba alternativamente del volante a la palanca de cambios, buscaba continuamente la manera de adelantar y sus ojos intentaban ver más allá del coche que tenía delante…

El coche que tenía delante circulaba a la misma velocidad. También era un coche capaz de circular más rápido y, aunque su conductora también hubiera preferido ir más rápido, tampoco podía hacerlo. A pesar de ello, mientras conducía, acompañaba animada con su voz, la canción que escupía la radio, sin hacerle ningún caso al velocímetro de su coche, adoptando una actitud de  serenidad y sosiego. Porque realmente no necesitaba ir más rápido, había salido de casa con tiempo suficiente para no necesitar ir más rápido y pacientemente circulaba sin perder de vista al vehículo que llevaba delante…

El vehículo que llevaba delante, obviamente, circulaba a la misma velocidad y tampoco podía ir más rápido. Pero a diferencia de los otros dos vehículos, no llevaba ningún otro vehículo delante de él, y aunque su conductor también habría querido circular más rápido, no lo hacía porque el motor de su vehículo no se lo permitía. Se trataba de un vehículo agrícola con remolque incluido, y por más que su conductor pisaba el acelerador no aumentaba la velocidad. La suya era una actitud de resignación, la actitud del trabajador que sabe que terminará demasiado tarde su labor por culpa de que su vehículo no podía circular más rápido. A pesar de ello, se arrimaba todo lo que podía al margen derecho de la carretera, con el noble objetivo de facilitar a los otros vehículos que pudieran adelantarle. Sin embargo, el  que quería adelantarle no podía, porque estaba demasiado lejos como para intentarlo, y el que podía no quería, porque, simplemente, no lo necesitaba…

Moraleja: Conducir despacio no siempre es voluntario, ni tampoco resulta siempre desesperante. Sin embargo, salir antes de casa si es voluntario y nunca desesperante. Así que, si no quieres tener prisa, sal antes de casa. 







Pd.: Nuevo mes, nueva chica del mes.


 

2 de marzo de 2016

Aromatizarse...

Que la estupidez humana no tiene límites es un hecho sobradamente contrastado.

Ni siquiera tenemos que hacer grandes esfuerzos para verificarlo, ya que cada día surge alguien empeñado en darnos pruebas que lo confirme. El globo terráqueo es tan extenso y está tan poblado, que en cualquier lugar y en cualquier momento, puede aparecer alguien que, guiado por su santa inspiración, pone en “funcionamiento” todo su “intelecto” para crear un nuevo invento y conseguir dejarnos, una vez más, con la boca abierta. Y sí, ha vuelto a pasar.

Es probable que usted haya oído hablar del  “Flatulence Deodorizer”. Si no es así, no se preocupe, que ya estoy yo aquí para arrojar un rayo de conocimiento y descubrirle de qué se trata. Evidentemente el invento no es español, ya que de ser así se habría llamado “Aromatizador de Flatulencias”. Seguro que ya sabe por dónde van los tiros. Sí, por ahí abajo. Vea la foto:




Y yo pregunto, ¿de verdad cree el inventor que esta mierda de invento va a aromatizar nuestras flatulencias? ¿De verdad se cree, que el devastador efecto que provoca la ingesta de ciertos alimentos, va a ser amortiguada y disimulada por una mierda de parche con olor a menta? Para mí que este hombre se alimenta de pan y agua. Pero no agua del grifo, no, agua embotellada de la que no tiene impurezas, de la que produce una mierda de flatulencias en lugar de producir flatulencias de mierda.

Pero no es su eficacia, lo que más dudas puede llegar a generar, ya que, en caso de que realmente fuera eficaz, dudo mucho que llegue a superar la prueba de la comodidad. No sé si algún día llegaré a usar algo así, pero estoy seguro de que me va a resultar bastante incómodo llevar eso pegado al culo. Ni siquiera me consuela el hecho de que no tendría que llevarlo adherido a la piel y sufrir una mini depilación cada vez que tuviera que sustituirlo, porque llevarlo pegado a los calzoncillos me parece igualmente incómodo. El hecho de su colocación también me produce dudas ya que… ¿cómo se lo colocarán aquellas mujeres que utilicen tanga? Porque aunque no nos lo creamos, todos los culos, incluso los culos maravillosos, producen flatulencias varias… Vale que el tema compresas se puede solucionar con tampax, pero en este sentido, aún no se sabe si habrá un Flatulence Deodorizer especial tangas… Lo que sí es seguro es la inviabilidad de un tampax rectal, porque haría “efecto tapón”, lo cual supondría un riesgo para la integridad física del individuo así como de todos aquellos que le rodean…

Demasiadas dudas… Lo que es seguro es que, seguramente suponga un importante desembolso económico para todo aquel que se decida a utilizarlo, porque, la verdad, por mucha menta que lleve impregnada… ¿para cuantas flatulencias servirá?, o mejor dicho, ¿cuántas flatulencias soportará antes de que las flatulencias vuelvan a oler… a flatulencias? Ya le digo yo que, al menos en mi caso, aguantaría más bien pocas…




Pd.: Nuevo mes, nueva chica del mes… 






28 de enero de 2016

Asesinato?

La curiosidad mató al gato. Eso dicen...

Y yo me lo creo totalmente. Quizás sólo sean burdas difamaciones, quién sabe, pero cuando el río suena es que algo de verdad hay en ello. No creo que todos los que lo afirman, y son muchos, estén equivocados.

Además,  los antecedentes de la curiosidad no dicen mucho en su favor. Vamos, que un poco asesina sí que es. Es posible que el gato, fuera curioso además de felino, y se metiera donde no le llamaban, pero no me negará que la curiosidad se pasó tres pueblos. Habría bastado con que le metiera debajo del grifo y le diera un escarmiento al pobre gato, pero cuando se es de gatillo fácil, se pierden los papeles con suma facilidad.

Y cuando se es un poco asesino y se pierden los papeles, no se queman las patatas, no, si no que alguien muere. En este caso el gato, pero podría haber sido usted mismo, que no anda a cuatro patas, pero curioso también lo es un rato, porque si no a ver a qué cuento está leyendo esto. Bueno, igual estoy equivocado. Quiero decir que a lo mejor me equivoco y usted sí que anda a cuatro patas. Si es así da igual, no importa, está científicamente demostrado que se puede ser igual de curioso andando a cuatro o a dos patas. Y si no que se lo digan al pobre gato, que no tuvo tiempo ni de maullar un “perdón, sólo pasaba por aquí…”.

Lo que aún no ha sido determinado, es si el acto llevado a cabo por la curiosidad, fue perpetrado con premeditación y alevosía, o si, por el contrario, sólo fue el resultado de un acto involuntario que desembocó en accidente. La naturaleza del acto, determinará si dicho acto es considerado asesinato o, por el contrario, simplemente un gaticidio. Todo está bastante confuso, pero pensando un poco, solo un poco, llegaremos a la conclusión de que para matar a un gato, que todo el mundo sabe que los gatos tienen siete vidas, hace falta perseverancia, lo cual implica una cierta intención de cometer el acto. En realidad implica tener toda la intención.

Claro que, para llegar a esa conclusión, deberíamos confirmar antes que el gato no había consumido ya sus seis primeras vidas, lo cual, querido amigo, resulta una labor bastante complicada dado el anonimato del gato. Si se hubiera tratado de un gato famoso, como por ejemplo Garfield o el Gato con botas, de los que se tiene una referencia bastante completa de su biografía, podríamos haber llegado a una conclusión más o menos acertada, pero siendo un gato anónimo, no creo que eso sea posible.


Compadezco al juez a quien corresponda juzgar el caso, porque me da en la nariz que testimonios de testigos fiables va a tener pocos, por no decir ninguno. Usted haga lo que quiera, pero yo me estoy planteando muy seriamente alejarme de la curiosidad.  






12 de enero de 2016

Whiskypedia.

Capítulo 6. El Orinal.

El Orinal no deja de ser un invento más, de los vulgarmente conocidos como “hijos de la vagancia del ser humano”.

Y éste, además, lo es en su máxima expresión, ya que fue ideado por alguien, tan anónimo como vago que, estando tumbado plácidamente en su cama y sin ninguna intención de levantarse en las siguientes 354 horas, al sentir como su vejiga pedía a gritos una pronta evacuación,  ni corto ni perezoso, agarró un zapato del lado derecho de su cama y apuntando a él con su miembro urinario, empezó a aliviarse dentro del mismo. Alivio que se convirtió en desasosiego, al percatarse de que un solo zapato, no sería un recipiente lo suficientemente grande para albergar semejante cantidad de… alivio. Así que, suspendiendo temporalmente la secreción de su agüita amarilla, agarró el otro recipiente que más cerca tenía… el otro zapato, consiguiendo así, poner fin a su odisea.

Se dio cuenta entonces de que, en caso de tener otra necesidad fisiológica similar, o lo que sería peor, de cualquier otro tipo, ya no le quedarían zapatos, ni grandes ni pequeños, con los que hacerle frente a la situación, y decidió por su cuenta y riesgo buscar un recipiente algo más grande antes de volver a tumbarse en la cama, siendo lo único que encontró, un cuenco de barro para calentar la comida que tenía en la cocina. Sucio, por supuesto,  llevaba varios días sin fregar, pero útil para su propósito, al fin y al cabo.

Así fue, más o menos y a grandes rasgos, como nació el Orinal, un invento bastante original y cuyo nombre, Olinal en su forma más primitiva, proviene del verbo orinar… en chino, lo cual, deja como únicos sospechosos de su invención a los chinos. Y sí, eso es lo más sorprendente de todo el asunto, que su invención se originara en un país, donde los vagos son repudiados y desposeídos de sus rasgos orientales, para que se les pueda considerar un occidental más, y que incluso pueda pasar por un español más.

Eso sí, los chinos no renegaron del genial invento y, no sólo le dieron el debido uso, sino que además, lo comercializaron como en ellos es habitual, exportación a lo bestia y a precio de higo chumbo, siendo suministrada, además, cada unidad, conjuntamente con un par de cómodos tapones para la nariz… por motivos tan obvios como olorosos.

En la actualidad, su uso ha perdido fuerza en la versión adulta, pero ha pasado a convertirse en el mejor amigo de los niños, muy por encima de Bob Esponja y Dora la Exploradora.
También hay quien sostiene que, el orinal, fue el padre del término “orinar”, y que dicho término,  nació para referirse a la acción de miccionar en el orinal, pero eso son simples rumorologías de la telebasura.


Podría contarles muchas más cosas sobre el Orinal, pero para eso… ya está la Wikypedia.







4 de enero de 2016

¿Hola?

¿Hola?...  ¿Hay alguien ahí?... Ah!, menos mal que sigue por aquí, pensé que se habría aburrido de esperar y se habría largado a leer algo por la blogosfera.

Créame que no se lo reprocharía y, hasta cierto punto lo entendería. Cinco meses sin contarle nada significa demasiado tiempo de espera sin hacer nada, incluso hasta para un funcionario. Así que le agradezco enormemente todo este tiempo de espera.

¿Qué porqué vuelvo ahora a contarle chorradas varias? No es que tenga mucho que contar, salvo que soy 5 meses más viejo. Supongo que igual que usted, no crea que soy el único que envejece. Pero lo cierto es que, todo bloguero, llega un momento en el que se plantea el seguir contando tonterías, cerrar el quiosco, o, simplemente, dejar de contar tonterías. Yo acabo de pasar ese momento, y me he inclinado por la primera opción, es decir, seguir contando tonterías para usted y para todo el que quiera leerlo.

¿Por qué? Básicamente porque, tras ocho años contando tonterías, le tengo demasiado cariño a este blog como para eliminarlo. Y como quiera que siempre he odiado a los blogs fantasmas, que navegan a la deriva por la blogosfera, sin que nadie escriba en ellos, sólo me queda la opción de seguir contando tonterías… Sí, lo sé, usted no tiene porqué sufrir leyendo mis tonterías, pero qué quiere que le diga, si sigue por aquí significa que un poco masoquista sí que es eh?... Tal y como dice el refrán “año nuevo, vida nueva”, voy a comenzar el año volviendo a escribir tonterías varias para todo aquel que quiera sufrirlas.

Es posible, y sólo posible, que, si usted ha rebasado ya la barrera de los cuarenta, con mayor o menor amplitud, haya sentido el impulso, por vaya usted a saber qué motivo, de volver a realizar una actividad que en su día le gratificó enormemente. Para los agnósticos, cuando digo cuarenta, me refiero a cuarenta años, tacos o como usted quiera llamarlo. Y cuando digo “una actividad que en su día le gratificó enormemente”, no me refiero a darle una patada en el culo a su jefe, ni perder la virginidad… ni encontrarla.

No, me refiero a que, si usted practicó en su juventud algún deporte, como por ejemplo, el fútbol, ¿no ha sentido el impulso de volver a practicarlo, para volver a sentir esas gratificantes sensaciones? ¿No? … Yo sí, no me pregunte porqué, pero lo he hecho… y créame, las sensaciones sentidas, son de todo menos gratificantes.

Si prueba a hacerlo, casi con toda seguridad, se dará usted cuenta de que, todo movimiento que diseñe en su mente, con o sin balón, se producirá a cámara lenta. No, en su mente no, en la mente de todo aquel que esté viéndole “jugar al fútbol”. Su mente bastante tiene con luchar para que sus piernas no se tropiecen, ni con el césped ni entre sí mismas. Las pobres piernas, correr… corren, pero se cansan. Seguramente bastante más de lo que usted recordaba, y créame, para nada es una sensación gratificante…

Y a falta de sensaciones gratificantes, lo que sí sentirá, será la tentación de saltar al campo con un Kalashnikov y pegarle cuatro tiros al balón para que se esté quieto y nos obedezca de una puta vez, porque a diferencia de antaño, cuando usted era perfectamente capaz de dominarlo, ahora va por libre y hace lo que le viene en gana…



En fin, si usted aún sigue por aquí, le seguiré contando chorradas varias.


Pd.: Nuevo mes... nueva chica del mes...