31 de agosto de 2011

Vacaciones. y II.

Continuación del post anterior




Como le iba diciendo, el camino de vuelta hay que hacerlo de noche, salvo que se quede a dormir en el coche y lo haga por la mañana, pero… piénselo bien antes de tomar una decisión tan tremendamente errónea, porque no es muy recomendable que tres personas y cuatro personitas duerman en un espacio tan reducido. Sí, vale, en caso de necesidad se puede llegar a soportarlo, pero en nuestro caso prefiero volver a perderme…

Porque cuando se circula de noche, por mucho que sea el mismo camino pero a la inversa, no es el mismo. Principalmente porque a esas horas ya han quitado el paisaje y un montón de referencias, lo cual produce que la noche nos confunda. Pero no se preocupe, tarde o temprano, seguramente más tarde que temprano, llegará al hotel donde podrá descansar… o directamente desayunar…

Como siempre que visito Madrid, hicimos la parada de rigor en el Santiago Bernabéu… Qué quiere que le diga, uno tiene sus principios y no se va de allí sin rendir culto y pleitesía a nuestro amado coliseo. Normalmente lo visito sin armar demasiado ruido, pero esta vez al concluir el famoso “Tour del Bernabéu” allá donde concluye, es decir, en la tienda de ropa y otras mariconadas varias, todas ellas adornadas con el escudo del equipo, me sucedió algo que me indignó tremendamente. Y no me refiero al precio del equipaje del equipo, que iba a comprarle a mi hijo precisamente, no, más bien me indignó la gran profesionalidad de los empleados…

Encontrar su talla no fue difícil… sólo fue enigmático, y para ello tuve que echarle imaginación y alguna dosis de interpretación de códigos alfanuméricos impresos en la cajita donde venía el equipaje. Tenía en mente grabar en la camiseta su nombre, así que busqué algún empleado que me indicara dónde se hacían los grabados. Y la vi a ella. Una dependienta con un tipazo increíble que me daba la espalda dos metros más allá… Era rubia, era guapísima… y era tonta. Claro que de esto último no me di cuenta hasta media hora después, justo el tiempo que esperé en la cola donde grababan los nombres y números en la camiseta, donde un amable empleado me comunicó que antes de grabar la camiseta debía pasar por caja a pagar y a que me quitaran la alarma del cuello de la camiseta…

Imagínense, vuelta hasta el piso inferior donde estaban las cajas en las que sólo habría unas cuarenta personas, fila que tardó en disminuir unos veinte minutos aproximadamente… Cuando al fin pagué el equipaje, respiré aliviado durante unos segundos, justo los que tardó el cajero en comunicarme que debía volver a pasar por caja para quitarle también la alarma al pantalón… que se había quedado en el piso superior en el mostrador del grabador nombres y números de las camisetas… Afortunadamente no tuve que volver a hacer cola, ya que, al menos, ambos dependientes, el grabador y el cajero, me dijeron que cuando volviera no guardara cola y me dirigiera a ellos, porque si no igual aún estoy allí haciendo colas… Total de tiempo empleado a la visita al Estadio: Tour del Bernabéu 45 minutos. Compra de equipaje: 58 minutos y medio…


Sin embargo el viaje de vuelta a casa, no fue tan “indignante”… lo fue aún más. Me habían recomendado antes de salir de viaje, que evitara las obras que hay en la carretera Burgos-Madrid (o Madrid-Burgos, que es la misma carretera pero a la inversa), pero sin GPS, y en medio de la Castellana, no me encontré con la moral suficiente como para perderme buscando la salida hacia Valladolid, el otro itinerario alternativo. Así que me dije: “Total, por un tramo que esté cortado tampoco creo que perdamos tanto tiempo…”… Error. O mejor dicho: Gran error…

Porque mi pensamiento fue un pensamiento basado en la lógica. O mejor dicho, en mi lógica, no en la lógica de los ingenieros que “pensaron” las obras. Porque según mi lógica, lo normal es que estuvieran cortados unos veinte kilómetros de autovía, más o menos, y los ciento y pico kilómetros restantes estuvieran operativos al cien por cien… Pero la lógica de los ingenieros es diferente a la mía, y la suya les llevó a hacer obras en los ciento y pico kilómetros de la autovía simultáneamente… lo cual nos hizo acumular un retraso considerable…

En fin, como les había dicho al principio, las vacaciones son… divertidas.


24 de agosto de 2011

Vacaciones. I

Las vacaciones son divertidas.

Así, sin más… Y lo son mucho más aún, si uno es capaz de reírse de todo aquello que le acontezca, por mucho que parezca que los dioses se han puesto de acuerdo para echárselas a perder…

Viaje Santander- Madrid. Cuatro horitas de nada, incluida una pequeña paradita a mitad de camino en Valladolid. Haga un esfuerzo e imagínese la siguiente situación (si es que no la ha vivido ya). Como tiene usted un coche de siete plazas, llénelo de cuantas unidades humanas le sea posible. Como una plaza es para usted, el conductor, tan sólo entrarán otras seis unidades. Vale, hasta aquí todo es normal.

Cuatro de esas seis unidades son menores de 15 años, por lo que podríamos pensar que no es mala idea el dotar al vehículo de dos pantallas de DVD portátiles a las que añadiremos un buen surtido de películas infantiles (tenga en cuenta que los menores no se entretienen con el paisaje tanto como los adultos, o al menos no durante cuatro horas…). Pues nos equivocamos… Porque llevar un buen surtido de películas provocará una acalorada discusión acerca de la elección de la película a visionar, en la que participaran todos los menores presentes en el vehículo. Discusión que seguramente durará casi hasta Valladolid…, justo cuando hacemos la parada de rigor para vaciar la vejiga… y para echar el cigarrito de turno. Así que ríase con ganas, porque la buena noticia es que no habrá tiempo para visionar una segunda película, con lo que nos hemos ahorrado una segunda discusión.

Pero imagínese que al llegar a Madrid, justo cuando empezamos a callejear… deja de funcionar el aparato ese que antes llamaba GPS, pero que ahora llama Ton Ton…, por que ese no es como su desodorante, si no que le abandona en el peor momento. De todas formas sonríe porque acaba de conocer una estatua que nunca antes había visto, a pesar de haber estado varias veces en dicha ciudad y haberla recorrido de cabo a rabo otras tantas… Y gracias a ello sale del paso. Y también gracias a que se da de morros con una indicación que dice: “Fuenlabrada”, su verdadero lugar de destino…

Pero a diferencia de Madrid capital, en Fuenlabrada uno no ha estado las suficientes veces para conocerlo. Tan sólo ha estado una vez el año pasado, y claro, parecía tan pequeño, que uno cree que tan sólo circulando un poco por las calles, encontraría rápidamente el hotel…

Error. Pronto se dará cuenta de que dicha localidad no es tan pequeña como pensaba, y tras cansarse de circular perdidamente durante media hora, pasando una y otra vez por las mismas calles, terminará preguntando a un viandante que seguramente le dirá un escueto: “siga recto unos trescientos metros, gire a la derecha y después a la izquierda…”. Llegará felizmente al hotel donde pensará: “mañana será otro día…”

Y efectivamente, cuando llega mañana se da cuenta de que es otro día… sin GPS.

Y seguramente volverá a perderse camino del Parque Warner. Porque lo único que sabe de dicho parque es que se encuentra situado entre Pinto y Valdemoro. Así que no pregunta a nadie, porque no cree que encontrar el camino le suponga ninguna dificultad. Pero de camino se da cuenta de que no sabe si Pinto está a la derecha y Valdemoro a la izquierda… o viceversa. Así que termina conociendo Pinto, lo atraviesa y cuando llega a Parla se da cuenta de que… se ha vuelto a perder, así que da media vuelta y vuelve a la misma carretera pero en sentido inverso. Ahora sólo tiene que desplazarse unos cuantos kilómetros para hacer un cambio de sentido… Y cuando llega el cambio de sentido… se da cuenta de que si hubiera seguido esa misma carretera sin tomar ninguna salid habría llegado al Parque Warner… porque la carretera muere en el Parque Warner…

En el Parque todo es más fácil. Allí uno sólo se pierde si va a buscar una cerveza y no se fija por dónde ha llegado hasta el chiringuito… pero tranquilo, tras cuatro o cinco vueltas al parque volverá a encontrarse con su comitiva… si es que esta no se ha movido del sitio…

Llegada la noche, una vez salga del parque, no se confíe, a pesar de tener que hacer el mismo camino pero a la inversa, volverá a perderse, porque aunque lo parezca, hacer el mismo camino pero a la inversa… no es el mismo camino que hizo por la mañana. Y además… es de noche…





Continuará…



13 de agosto de 2011

Regreso

Tal y como prometí, o mejor dicho, tal y como amenacé, he vuelto.

Por desgracia, las vacaciones, como todo en la vida, son efímeras y se hacen más cortas que un orgasmo de los largos. Y que uno de los cortos también. Sí, usted me dirá que lo bueno, si breve, dos veces bueno… Tonterías.

A mí me habría gustado que mi periodo vacacional durara al menos un par de meses, así no se me habrían terminado justo cuando empezaba a disfrutarlas, pero como tengo la mala costumbre de ser pobre, no me queda más remedio que volver a trabajar, que no es poco… En fin, supongo que eso le pasa a cualquier ciudadano de a pie, o a casi todos. Me consolaré pensando que muchos querrían ir a trabajar en lugar de estar de vacaciones permanentes…

De lo que me aconteció durante mis vacaciones, ya les iré contando poco a poco, que no es bueno darse un atracón y, además, sería un post demasiado largo, así que iré despacito y por capítulos. Las vacaciones, aunque sean cortas, dan para mucho que contar, sobre todo cuando se viaja al espacio exterior. No quiero decir que me haya convertido en astronauta, porque, paradójicamente, aunque siempre esté en las nubes nunca despego los pies del suelo (salvo que venga algún bruto y me levante en el aire, cosa más que posible, porque no sé si se lo habré dicho alguna vez, como también tengo la mala costumbre de ser bajito y esmirriado no peso demasiado…), si no porque me desplacé fuera de la provincia natal, y eso siempre suele ocasionar algún que otro despiste que desemboca en anécdota, porque como yo soy muy despistado…

Y por supuesto, también cumpliré con la ardua tarea de ponerme al día con los blogs amigos o moriré en el empeño, porque otra de las cosas negativas de desconectar durante las vacaciones, es que se te amontona el trabajo igual que se amontonan prendas en el cesto de la ropa sucia… Salvo que tenga usted una lavadora industrial con mucha capacidad… o que sea usted muy limpio. Pero en ese último caso no sé para qué coño se ha comprado una lavadora, industrial o no. Seguro que lo ha hecho porque su vecino también tenía una… O su vecina.

En fin, que ya he vuelto… Están avisados…




Pd.: Nuevo mes..., nueva chica del mes.