19 de junio de 2013

Juventud, perdido tesoro.

Con taytantos años a las espaldas, uno puede incluso llegar a creer, que en el arte de hacer el cafre, está todo inventado.

No se crea,…ni por asomo. Parece ser que las nuevas generaciones de jóvenes, vienen equipadas con una creatividad que les hace superarse día a día con nuevas maneras de parecer retrasados.
   
Hace poco, a los carrozas se nos ponía el vello de punta, como consecuencia de la “invención” del “Tampodka” (práctica según la cual, se humedece un tampón en bebida alcohólica, para después introducírselo en cualquier orificio extraño para que el alcohol entre en contacto directamente con la sangre, y así acelerar y aumentar considerablemente su efecto), práctica que lleva fácilmente a quien lo practica a un coma etílico.

Y ahora, se pone de moda, más concretamente entre la juventud colombiana, “la ruleta sexual”. Dicha práctica, es nada más y nada menos, que un plagio del popular juego de la silla, aquel en el que los participantes daban vueltas a un número de sillas, inferior al número de participantes, dispuestas en círculo hasta que se detuviera la música, momento en el que todos se sentaban en una silla, quedando uno compuesto y sin silla, siendo eliminado del juego.

La ruleta sexual es similar, sólo que se cambian las sillas por vaginas debidamente lubricadas para, en el momento en que se detiene la música, introducir en ellas aquello que se introduce normalmente en una vagina. Hasta aquí todo parece divertido. La parte oscura, viene dada porque hay el mismo número de vaginas que de aquello que se introduce normalmente en una vagina… con lo cual nadie se queda compuesto y sin vagina. ¿Quién queda eliminado entonces?

Esa es la verdadera parte oscura. Queda eliminado, aquel que eyacule antes. Vamos, que será mejor que no se apunte si es usted un eyaculador precoz, porque no tendrá ninguna posibilidad de éxito. Sí, bueno, seguramente terminará usted con una sonrisa de oreja a oreja, pero no cuente con que gane nada. De acuerdo, vale, es posible que llegue a disfrutar enormemente participando en este juego, pero seguro que no llegará a las rondas finales…

Me dirá que, a diferencia del Tampodka, el juego no resulta peligroso…. Error. Para complicarlo todo un poco, más bien para complicarse todos la vida bastante diría yo, las normas del juego prohíben usar preservativo. Y tampoco contemplan la posibilidad de “la marcha atrás” legendaria de los 80…, con lo cual, el número de embarazos juveniles, se ha triplicado en apenas unos meses…

Ya hay a quien se le ha ocurrido construir un Ruletódromo, con gradas para espectadores que dejen una buena pasta en concepto de entradas, palomitas, cervezas y demás chuminadas. Chuminadas para consumir mientras ven unos cuantos chuminos… y unos cuantos de aquello que se introduce en los chuminos votando de arriba abajo, como consecuencia del trote del eyaculador precoz, o no precoz vaya usted a saber, girando alrededor de ese montón de chuminos… 

Si tuviera que elegir entre ambas prácticas, desde luego que me quedaría con la segunda...


“Tampodka”… “Ruleta sexual”…. Empiezo a pensar que la perestroika está detrás de todo ello…





10 de junio de 2013

Calentamiento global.

No sé usted, pero yo empiezo a pensar, que la historia esta del “calentamiento global”, no es más que otra mentira del gobierno… Y además de las gordas. Porque a día de hoy, lo único que se calienta en exceso, es la mente del personal, además de otras zonas del cuerpo.

Aunque tiene un punto de verídico, que me resulta completamente contradictorio, hasta el punto de crearme una paradoja mental de considerables dimensiones. Dicen que el calentamiento global produce el efecto invernadero. Y ciertamente, en ello estamos, encerrados en el invernadero y sin llave para salir… Al menos en este punto de la península, en otras partes quizás no sea así.


Porque, en contra de lo que uno pueda entender por “calentamiento global”, este año, yo cada vez tengo que abrigarme más para ir a trabajar, hasta el punto de que rezo para que llegue pronto el Otoño.

Un triste ejemplo: Ayer Domingo, 9 de Junio, se suspendió el torneo de fútbol en el que participaba el equipo de mi hijo. Motivos: el campo estaba inundado. De agua, por supuesto. Tanto, que ni siquiera se veía el barro que había debajo del agua, producto de haber jugado en ese mismo campo unos 30 partidos el día anterior. El día anterior también llovía y había pozas en el campo. Lo cual me hace pensar, que el verdadero motivo de suspender el torneo, no fue el agua, si no el fuerte viento que soplaba Dios sabe de dónde, y que amenazaba con llevarse a algún crío volando…

Tal y como se presenta el “verano”, vamos a ver poca carne en bikini este año, pero vamos a salir ganando, porque el ahorro, con respecto a otros años, va a ser considerable. Seguramente me ahorraré el pase familiar para la piscina del pueblo, ahorraré porque gastaré menos en gasolina al evitarme desplazamientos a la playa, ahorraré porque no gastaré en crema bronceadora, ahorraré porque tendré menos sed y gastaré menos en bebidas, y porque las que beba, sin sed, las beberé en casa bajo techo en lugar de bebérmelas en una terracita…


Sí, seguramente ahorraré… Pero me sentiré como un rico desdichado, y me daré cuenta, por si no me la había dado ya, de que el dinero no da la felicidad. El sol tampoco… pero la vida se ve de otra manera y con menos ropa encima…





5 de junio de 2013

El globo se elevaba.

El globo se elevaba…




Había alcanzado ya la altura de un tercer piso, donde un hombre, asomado a la ventana, lo observaba con atención. Pensó en cuál sería la razón por la que aquel globo se elevaba hacia el cielo.

Mejor dicho, pensaba en cuál sería la otra razón por la que el globo se elevaba. Sabía que el globo se elevaba porque estaba lleno de Hidrógeno o Helio, pero esa no era la razón, ya que, aparte de eso, para que el globo se eleve tiene que estar suelto. Si estuviera sujeto a algo, no se elevaría. Y eso es lo que se preguntaba, porqué estaba suelto y se elevaba…

Miró hacia abajo. En tierra firme, en la acera, descubrió a un niño que, con cara bastante más disgustada que él, también observaba como el globo se elevaba. Era evidente que se le había escapado de sus manos, y el hombre de la ventana se preguntó porqué se le había escapado. Pregunta a la que lógicamente no encontró respuesta.

El niño lo sabía. Se lo había ofrecido a su padre, quien, con el brazo estirado en dirección a su hijo, miraba hacia otro lado, perdiendo de vista la cuerda que sujetaba el globo y que el niño, pensando que su padre lo tenía sujeto, había soltado antes de que su padre lo sujetara firmemente. Se preguntó porqué su padre había mirado para otro lado, sin encontrar una razón coherente. Lógico, era un niño…

El padre lo sabía. Había captado poderosamente su atención, una señora, o señorita vaya usted a saber, con una minifalda algo más corta de lo que la prudencia aconseja. A escasos cinco metros de la posición de nuestro embobado padre, la fémina se inclinaba hacia delante mostrando una total ausencia de ropa interior. Se preguntó porqué se agachaba tanto. Bueno, también se preguntó porqué no llevaba ropa interior, aunque la razón no le importó en absoluto. La razón de que no llevara ropa interior, quiero decir… Por supuesto, no encontró respuesta, y por supuesto… tampoco se lo preguntó.

La mujer sí que lo sabía. Me refiero a que sí sabía porqué se inclinaba hacia adelante, porque, seguramente, también sabía porqué no llevaba ropa interior. Pero eso no importa. Importa, pero no es relevante en esta historia. El caso es que la mujer sabía porqué se inclinaba. Hacía mucho tiempo que no veía un billete de cien euros, uno como el que acababa de ver tirado en el suelo delante de ella. Agenciarse con un billete de cien euros, es un noble motivo para olvidarse de las consecuencias de mostrar la total ausencia de ropa interior, y pensó, mirando a su alrededor, quien habría sido el mal afortunado que lo había extraviado.

Nadie, de los que se encontraban a su alrededor, parecía buscar nada. Solamente un niño que, al lado de un padre que la miraba atentamente, quizás demasiado atentamente, miraba hacia el cielo con cara de disgusto. Se preguntó porqué el niño miraba al cielo. Y también se preguntó porqué aquel hombre la miraba sin pestañear… sin llegar nunca a saberlo.

Pero el niño si lo sabía. Y el padre también lo sabía…



Moraleja: Todo en la vida, tiene un “porqué” razonable. Aunque, a veces, no sepamos porqué.




2 de junio de 2013

El Vídeo del Domingo.

El vídeo que os traigo hoy, es una clara muestra de que, a veces, los adolescentes también son capaces de hacer música de la buena, de la que le gusta a todo el mundo... o a casi todo el mundo.

Aunque, a decir verdad, seguramente nunca les habría escuchado de no tener sobrinas. Quiero decir, que si yo no tuviera sobrinas, usted no sé si las tiene o no. Es lo bueno de tener sobrinas, que de vez en cuando te descubren cosas como esta:







Pd.:  Una lástima que siempre halla publicidad en los vídeos...

Pd2.: Nuevo mes... nueva chica del mes.