Sábado, 14 de Abril.
Son las 2:15 A.M. (Antes del Meridiano, para los agnósticos,
o Antes de Mamarse, para los que están de juerga). Ocho cuerpos cruzan la Plaza
Mayor de Salamanca envueltos en risas y vaciles mutuos, sin pena ni gloria…
pero con frío, en dirección a un lugar más cálido.
Si usted no es de Salamanca, seguramente sólo visite ese
lugar por tres motivos: o es un estudiante, o es un turista, o es un juerguista.
En mi caso, debo decir que nunca he sido universitario y que a esas horas las iglesias
están cerradas… y que yo era uno de esos ocho cuerpos. Así que no les será
difícil adivinar cuál fue el motivo que impulsó a esos ocho cuerpos a cruzar la
Plaza Mayor de Salamanca a esas horas…
Uno de ellos, uno que tiene la mala costumbre de fumar, se
percata de que se ha quedado sin tabaco. Así que sin perder tiempo, pone en
marcha el radar en busca de un lugar en el que pueda evitar caer en esa mala
costumbre. A la mala costumbre de quedarse sin tabaco, quiero decir, porque
quedarse sin tabaco, también es una mala costumbre si uno fuma habitualmente.
Sí, era yo, que aparte de tener otras muchas malas costumbres, como la de ser
bajito, también tengo la mala costumbre de fumar… y de vez en cuando la de
quedarme sin tabaco…
En una de las esquinas de la plaza, un restaurante permanece
con las luces encendidas mientras un hombre finaliza en su interior las labores
de cierre. Abro la puerta y pregunto si tienen tabaco. El hombre, enfrascado en
sus cuentas, me señala la máquina al mismo tiempo que la desbloquea con el
mando. Saco toda la calderilla y empiezo a introducir monedas hasta que me
percato de que me faltan cincuenta céntimos. Me acerco a la barra con un
billete de cinco euros para pedirle al camarero que me lo cambie. Tras
finalizar su cuenta, me da el cambio, cinco monedas de euro… Pero cuando me
dirijo a la máquina, estando a medio camino, ésta escupe todo lo que había
metido anteriormente…
Me dispongo a volver
a introducir las monedas, pero el desbloqueo de la máquina ha caducado y hay
que volver a darle al mando. Me dirijo nuevamente a la barra pero el camarero
no está, tarda un rato en salir de la cocina. Se lo explico y vuelve a darle al
botón… Introduzco cuatro euros con cincuenta y le doy al botón con la imagen de
Winston…, pero la máquina me dice que debo introducir el importe exacto… Como
es lógico, no tengo dos monedas más de veinte céntimos… así que vuelvo a la
barra, a cambiar la moneda de cincuenta que nuevamente me ha escupido la
máquina porque ha vuelto a caducarse el desbloqueo…
El camarero empieza a esbozar una ligera sonrisa al mismo
tiempo que me da dos monedas de veinte y una de diez… y vuelve a darle al
mando… Introduzco el importe exacto,
pulso el botón del Winston y… producto agotado. Le doy a otro botón de
la misma marca y… producto agotado. Mis ojos empiezan a dar vueltas por todas
las marcas buscando un producto que valga el mismo importe… No hay ninguno. Le
doy a uno que es más barato y… producto agotado… La máquina vuelve a escupir el
dinero y a bloquearse… Sólo me queda una opción para probar: Marlboro. Pero
para ello necesito otros veinte céntimos… que no tengo.
Vuelvo otra vez a la barra, donde cambio otra moneda de un
euro en monedas de veinte céntimos. El camarero me recibe con una sonrisa
bastante mal disimulada, acompañada de las carcajadas de una chica que al otro
lado de la barra observaba incrédula toda la escena…, mientras yo maldigo a los
estancos por no abrir las veinticuatro horas del día…
Echando humo por las orejas, curiosamente sin fumar, volví a
introducir ya todo el importe exacto necesario para sacar el Marlboro… y salió
la cajetilla acompañado del típico “su tabaco, gracias…”, que a mí me sonó a
música celestial…
Moraleja: El tabaco mata… de impaciencia. Y además vacila.
No quejarse, la máquina era muy honrada devolviendo el dinero.
ResponderEliminarLa Catalina, divina.
jajajaja! La máquina de tabaco te tomó el pelo/tupé como quiso :P.
ResponderEliminarUn beso!
Eso es lo que pasa cuando los médicos se reencarnan en maquinas de tabaco ;P
ResponderEliminarTe dijo claramente que dejes de fumar ...
ResponderEliminarAbrazos
Ya te compensó tanto rollo? xD
ResponderEliminarEso lo hacen queriendo, hombre, las programan así para que se te quiten las ganas de fumar. Mucho más efectivo que los mensajes de las cajetillas.
ResponderEliminarSi Bwana, el problema es que yo no quería el dinero... Catalina es mucha Catalina incluso sin bikini.
ResponderEliminarSaludos.
Lili, si, me tomó el poco que me queda. Hasta las máquinas me han perdido el respeto y me vacilan. Qué vida más triste.
Besos.
Doctora, entre nosotros, los médicos son unos aguafiestas, no me extraña que con ese mal Karma se reencarnen así...
Besos.
Caarsa, posiblemente, pero yo no le pedí su opinión...
ResponderEliminarAbrazo.
Eliza, desde luego, las risas que nos echamos a cuenta de ello no tienen precio...
Besos.
Ampersand, es posible, pero como digo más arriba, yo no le pedí su opinión, que se tienen que meter en todo...
Saludos y bienvenido a tu casa.
jajajajaajja. Muy bueno.
ResponderEliminarjJJEJEJE, lo que pasamos los fumadores!!
ResponderEliminar(aunque eso es mil veces mejor que re-buscar colillas propias...)
Antevasin, gracias. Un saludo.
ResponderEliminarSeñorita Sunshine, antes me recorro medio planeta buscando una máquina que me vacile. Más que nada porque mis colillas se quedan en filtro casi siempre...
Besos.
!!!Hola,elvis!!
ResponderEliminarComo te entiendo...como te entiendo,si me quedo sin tabaco me suelo disfrazar de la mujer araña jajajaja.
Me he reido mucho.Besitos ;Elvis