13 de noviembre de 2008

Momentos

Hay momentos, que se quedan grabados a fuego en nuestra memoria. Vienen a nuestra mente en forma de “flashback” de vez en cuando. Muchas veces son recuerdos de nuestra niñez, sí, esa que parece que nunca tuvimos, pero que existió, dejándonos muchos momentos inolvidables.

Entre esos momentos, están las guerras con tus hermanos, por cosas que ahora nos parecen tan simples como el mecanismo de un chupete, pero que en aquellos momentos, nos parecía haber conquistado el paraíso.
En mi casa, disputábamos a diario varias guerras, a veces con heridos y todo, por cosas tan importantes como ocupar el mejor sitio en el sofá, para ver la televisión. Que yo no sé porqué teníamos tanto afán en ocupar tan prestigioso lugar, porque una vez allí sentados, aquello se convertía en un suplicio más que en un privilegio. Porque una vez sentado allí, casi como por arte de magia, te entraban unas ganas locas de ir al baño, y claro, como la plaza no se respetaba, ya sabéis aquello del que fue a Sevilla…., pues tenías que quedarte allí quieto parao, notando como tu vejiga se inflaba cada vez más, amenazando con reventar. Después llamaban a cenar, y claro, a cenar a la carrera para volver a ser el primero, y mientras todos cenan y te ganan ventaja, tú estás en el baño echando la meada del siglo, una meada eterna, que provoca que cuando llegues a la mesa, ya estén todos terminando de cenar. Intentas salir con el plato corriendo hasta el sofá, y la cocina se convierte en un despacho de sindicalistas, gritando todos a una “eso no vale, que cene en la cocina como todos…”. Y claro, cuando has terminado de cenar, estás en el último sitio del sofá, por el que también te tienes que pelear, en éste caso con la perra, que te mira desafiante cuando intentas echarla al suelo….

Otra guerra, que por cierto aún no ha terminado, era “robar” todas las patatas posibles del plato ajeno, y juro que no era por hambre, si no por satisfacción. Puede que no me creáis, pero las patatas que les robaba a mis hermanos, sabían mucho mejor que las que había en mi plato. Claro que había que sacar la mano del plato rápidamente, ya que corrías el riesgo de que, sin previo aviso, algún tenedor furioso se te clavara repentinamente… Eso sí, la ley decía que si se caía una patata de cualquier plato, si eras rápido, la podías coger porque era huérfana…. Todavía me pregunto, porqué nunca nos robábamos las sardinas….

Pero no todo eran guerras sangrientas, había momentos en los que parecía que nos llevábamos bien y todo. Como cuando convertíamos el salón de casa en un campo de fútbol, y jugábamos dándole patadas a la cabeza de alguna de las muñecas de mi hermana, con el consiguiente enfado de nuestra madre, que era la única que se enfadaba, porque mi hermana también participaba en los partidos. Claro que ahora que lo pienso, igual mi madre se enfadaba, no porque jugáramos con las cabezas de las muñecas, si no por la cantidad de figuritas que adornaban el mueble del salón, que para lo único que sirven es para eso, para que terminaran en el suelo hechas añicos…. Y yo que pensaba que esas figuritas estaban allí puestas para que las rompiéramos nosotros….


O como cuando nos organizábamos entre todos, para, mientras uno vigilaba la retaguardia, los demás cumplían la importante misión de tirar agua desde el balcón, a los peatones que circulaban por la acera, echando pestes y mirando hacia arriba cuando teníamos la suficiente puntería… No entiendo de qué se quejaban, si actuábamos de buena fe, intentando refrescarlos….


La infancia no es lo mismo sin hermanos para “pelearse”, y en mi casa, en ese sentido, andamos sobrados. Momentos para recordar……

1 comentario:

  1. Tienes muchísima razón... y me has hecho reir un buen rato... jajaja... Qué tiemposssssss!!

    Es cierto, sin hermanos no es lo mismo. Y con cuánto cariño y nostalgia se recuerda todo aquello... Aysssssss...

    Veo que érais cuatro. Nosotros fuimos cuatro y la de la sorpresa, cuando nadie se la esperaba, la quinta.

    Las familias de ahora son demasiado cortas. Pena de sociedad que nos hemos montado que nos obliga a recortarlas de ese modo.

    Un beso. Y gracias por el ratico :)

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Uy lo que han dicho...