5 de abril de 2010

Sangre fría.

Hay momentos y situaciones en la vida, en los que un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer. Y además, tiene que hacerlo sin dudar ni un solo segundo, porque en caso de duda, el desenlace puede ser fatal. Son situaciones desesperadas, que requieren medidas desesperadas como única solución. Y no todo el mundo es capaz de mantener la cabeza fría en situaciones límite.

Yo sí, y no es por presumir de nada, pero cuando uno se encuentra entre la espada y la pared, y se necesita mantener la calma, y pensar y actuar con rapidez… uno responde con garantías. Como en aquella situación en la que me vi envuelto hace ya unos cuantos años, y de la que afortunadamente conseguí desenvolverme (luego explicaré porqué fue tan importante tal desenvolvimiento)…

El hecho en concreto sucedió una calurosa tarde de verano. Bueno, como muchos otros hechos, el verano es muy largo y da para mucho, claro que el hecho en sí podría haber ocurrido en otra época del año con desenlace similar, aunque es cierto que el calor reinante pudo tener trascendencia en el desencadenamiento del hecho… creo que me he perdido… En fin, como iba diciendo, era verano, de eso me acuerdo porque hacía demasiado calor para ser invierno, y aunque podría haber sido primavera, que a veces en primavera también hace calor…, que no!!, que he dicho que era verano y punto.

El caso es que yo iba conduciendo en el coche, si, en el asiento delantero izquierdo, porque hacerlo en España, en un coche español en cualquier otro de los asientos del coche habría sido un poco difícil, porque no estaba en Inglaterra… Yo me encontraba sudando la gota gorda, o sea, mucho. A mi lado, a mi derecha, se encontraba la que hoy, y a pesar de lo que pasó ese día, es mi mujer, y en la parte de atrás iba su hermana, la que hoy es mi cuñada. Los tres escuchábamos música, en la radio del coche por supuesto, y estábamos parados como consecuencia de uno de esos atascos que sabes donde empieza pero no dónde termina.

De repente, y sin previo aviso, se oye un pequeño ruidito. Al principio lo confundo con algún sonido de los muchos que emitía la radio, pero se vuelve a repetir y empiezo a pensar que algo va mal. En ese preciso instante nos encontrábamos parados. Gotas de sudor resbalaban por mi frente y la sensación de agobio era sofocante. Empecé a sospechar cual era la verdadera procedencia del ruidito en cuestión, y sin más preámbulos y con total tranquilidad, miré a derecha e izquierda buscando una posible solución. Mi instinto me decía que debía de actuar con rapidez si quería salvar el tipo. Se repitió el ruidito y salté como un resorte.

Hice lo que la situación requería en ese momento. Puse punto muerto, eché el freno de mano, me solté el cinturón, y salí del coche a la velocidad del rayo ante el estupor de mis acompañantes, que me miraban atónitas cruzar por delante del coche en dirección a la acera, para hacer sabe Dios qué… Pero yo tenía muy claro cuál era mi objetivo, y sin pensarlo entré casi corriendo al bar más cercano, más que nada porque no podía ir más deprisa, en donde, sin ni siquiera pararme a saludar al camarero, me introduje en ese lugar tan maravilloso donde hace fuerza un cojo y se caga hasta el más valeroso…

Ya dentro, y sin perder el tiempo en echar el cerrojo, me desenvolví rápidamente (aquí es donde cobra importancia el antes citado “desenvolvimiento”) y afortunadamente, porque si se me llega a trabar la cremallera habría soltado el lastre de una manera bastante inconveniente. Todo duró un suspiro, y en apenas minuto y medio salía del bar después de haberle dicho al camarero “lo siento, era una emergencia”… aún hoy no sé porqué se reía tanto…, como tampoco entiendo de qué se reían mis acompañantes cuando me subí tranquilamente en el coche, metí primera para seguir al coche que aún tenía delante, y esbocé un escueto “casi me cago…”

Moraleja: “Mantener la calma, es una manera como otra cualquiera, de seguir estando limpio.”




6 comentarios:

  1. Uffff... pensé que era algo de vida o muerte. Qué cagazo me pegué!!


    (cagazo: susto grande)

    Qué gracia la suya para desenvolverse.

    Saludos!

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  2. Jazmín, si, gracia es lo que me sobra. Tengo la habilidad de que me pasen siempre cosas graciosas...

    No le parece un hecho de vida o muerte?... Si no hubiera salido airoso...¿en qué situación me habría quedado? Me habría querido morir...

    Saludos cordiales.

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  3. Admiro su laconismo tras pasar la situación límite. Otro habría dado mil excusas para tratar de explicar su comportamiento.

    En cambio usted con sólo tres palabras "Casi me cago" lo resolvió.

    Bien!

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  4. Viejex, es que en determinadas situaciones es mejor no buscar una excusa porque... ¿qué otra razón podría haber provocado tal comportamiento?
    Mejor ser sincero y queda uno mejor...

    Saludos cordiales.

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  5. Mire, por un instante pensé que iba a elegir un arbolito cualquiera ahí mismo, en la acera. Eso habría sido sangre fría. Y valor. Mucho valor.

    Menos mal que habló del bar.

    Un saludo.

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  6. Yoni, fué una de mis primeras opciones, pero enseguida la deseché porque el más cercano estaba demasiado lejos como para llegar hasta el sin perder nada por el camino...

    Saludos cordiales.

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Uy lo que han dicho...