Yo me preocupo, tú te preocupas, él se preocupa… Ella por supuesto también se preocupa, incluso más que tú y que yo juntos… Todos nos preocupamos. ¿Necesitamos preocuparnos, nos gusta preocuparnos, o es que sencillamente nacimos preocupados? Llegas al mundo y el doctor dice: “ha sido niño preocupado”. Seguramente también nos morimos preocupados, pero de eso nadie se entera porque el enterrador no te pregunta “te voy a enterrar ¿estabas preocupado antes de morirte?”. Bueno igual alguno lo pregunta, pero dudo mucho de que le contesten…
Dicen que tener preocupaciones nos mantiene vivos, pero preocuparse por preocuparse, es tontería y además, preocupante. Por que preocuparse demasiado, no te deja vivir, te bloquea la mente unidireccionalmente, privándote de disfrutar de mejores pensamientos. La mayoría de las veces, perdemos el tiempo preocupándonos por tonterías y problemas que, en realidad, no son tales problemas, si no simplemente, encontrarse en una situación diferente a aquella en la que quisiéramos encontrarnos.
Así que, si un problema tiene solución ¿por qué preocuparse? Y si no la tiene ¿para qué preocuparse? Lo mejor es no hacer nada y esperar a ver qué pasa. ¿Estás demasiado gordo? No te preocupes tiene solución, simplemente intenta adelgazar, pero no te preocupes. ¿Qué me quedo calvo? No tiene solución así que no me preocupo… la verdad, como se suele decir, no hay mal que por bien no venga, y dinero que ahorro en champú.
El dilema lo solemos tener, cuando no sabemos si un problema tiene solución o no, entonces…, ahí es cuando aparece la preocupación, porque el asunto puede desembocar en sabe Dios qué. En realidad, lo que nos preocupa, es la intriga y el desconocimiento al desenlace, necesitamos saber el resultado para que desaparezca la preocupación. Es el ansia por saber, el conocimiento de cómo acabará cualquier situación, lo que nos lleva a rompernos la cabeza continuamente sin que, en muchos casos, nos sirva para modificar el desenlace a nuestro antojo, lo cual, además, es frustrante.
Pensando en otra dimensión, podemos afirmar que, la preocupación, disfrazada de inquietud, es la madre de la Ciencia, y ha sido la que ha impulsado a científicos e inventores, en pos de una solución a cualquier cuestión o problema, desde cruzar a la otra orilla del río, hasta darnos un paseo por el espacio. En este sentido, la preocupación, enfocada a la investigación por mejorar el mundo en el que vivimos, es buena y saludable, pero eso, con que lo hagan unos pocos, que además saben lo que hacen, es suficiente.
Los demás mortales, deberíamos intentar hacer las cosas lo mejor que podamos, pero sin pensar demasiado, porque el que piensa pierde, y está demostrado que cuanto más te preocupas por algo, peor sale…
Yo, mientras tanto, me seguiré preocupando por escribir letras y más letras, aunque de lo que no me voy a preocupar es de que tengan coherencia, porque en caso de preocuparme, seguro que me sale algo incoherente y… preocupante.
"Yo, mientras tanto, me seguiré preocupando por escribir letras y más letras, aunque de lo que no me voy a preocupar es de que tengan coherencia, porque en caso de preocuparme, seguro que me sale algo incoherente y… preocupante."
ResponderEliminarTambien puede que salga algo maravilloso y lleno de vida como lo que acabas de escribir...
Me ago seguidor tuyo y te agrego a mi lista de blog que visito.
Un besazo¡¡¡
Loren, a pesar de que creo que has exagerado un poco, te agradezco que sigas mis escritos, igual que hago yo con tu blog, y que dediques algo de tu tiempo en leerme y comentar lo que escribo.
ResponderEliminarUn cordial saludo.