26 de agosto de 2009

Ideas opuestas...

Afortunadamente, no se cumplieron mis sospechas, y mi cerebro ha regresado de las vacaciones sin dejarme abandonado, y recriminándome que fuera tan mal pensado. Pero tras hacer las paces con él, me ha puesto a pensar como un loco, porque llega con las pilas bien recargadas.

Y entre otros pensamientos, me ha traído instalado como si fuera un chip, o mejor dicho dos chips, dos ideas completamente opuestas. Claro que ¿quién no ha tenido alguna vez dos pensamientos opuestos que le hayan hecho dudar de cuál es el correcto a seguir? La verdad es que casi nunca llegamos a descartar completamente ninguna de las dos opciones, principalmente porque las dos pueden ser igual de válidas según el punto de vista que adoptemos.

Es algo que siempre me ha pasado, , cuando reflexiono acerca del mundo animal y ahora que he iniciado la sección "Animalitos" vuelve a surgir. O mejor dicho, la reflexión de mi afición hacia ese mundo. No es nada extraño que a alguien le gusten los animales, leer sobre ellos, ver documentales y… visitar zoológicos ó parques naturales. Y ahí es donde patina mi cerebro dividiéndose en dos. Está claro, que la manera más directa de poder observar y disfrutar de los animales, es visitando esos espacios “preparados” para ellos.

Yo soy un asiduo de estos lugares, y no pierdo la oportunidad de visitarlos siempre que puedo. Sólo este año, he tenido la suerte de haber ido más de una docena de veces al Parque de la Naturaleza de Cabárceno, para el que tengo un pase anual. Me gusta ir con mis hijos, como a todos los niños a ellos también les atrae el mundo animal, y enseñarles cosas sobre los animales, que aprendan a respetarlos, tener complicidad con ellos, e incluso, a acariciarlos cuando se puede.

Se puede considerar una actitud sana y loable, en lo que a educación a nuestros menores se refiere, pero…

Entra en escena la idea opuesta con algunas interrogantes: ¿De verdad es buena la actitud de enseñar a nuestros hijos cómo enjaulamos a otros seres vivos? ¿Se puede amar a los animales y acudir a ver como viven sin libertad? Quizás alguien tenga las respuestas, pero para mí, son cuestiones que me atormentan, creando además un cargo de conciencia y la duda de no estar haciendo lo correcto.

En una de esas visitas, mi hijo de cuatro años me preguntó: “¿Papi, porqué esos animales están todo el rato tumbados sin moverse?”. Preferí contestar con un “no lo sé”, antes que decirle la verdad. Si le hubiera dicho la verdad, posiblemente mi hijo habría perdido algo de la inocencia que aún tiene, y no me habría visto con los mismos ojos de antes…


2 comentarios:

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  2. Hola amigo:

    Me alegra esa positiva carga de ideas tras el periodo vacacional, ahora sé que además de en muchas otras cosas también coincidimos en el gusto por los animales, siempre he tenido y tengom animales en casa, más bien parece un zoo. Creo las respuesta que le has dado a tu hijo, es razonable, decirle la verdad sobre la privacidad de libertad,dada su corta edad no sería grato, aunque también podias decirle y vaya como sugerencia para otra vez:
    Están encerrados para poder cuidarles y darles de comer, pues se estuviesen fuera de las jaulas podrian perderse y no habría forma de alimentarlos y cuidarlos, creo es la forma menos cruel de inculcarles se les debe querer y cuidar, pero sólo es una sugerencia, cuando alcance la edad suficiente para entender las cosas y si como creo saldrá al padre, emitirá su propia y justa opinión
    Un abrazo.

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Uy lo que han dicho...