Continuación de “En tierra de estudiantes”… (Por eso lleva dos palitos detrás, que lo tengo que explicar todo…).
Tras ser vilmente vacilado por la máquina expendedora de tabaco, salí a la calle para seguir siendo vacilado por los otros siete cuerpos que me esperaban en la calle, un poco más fríos de lo que yo les había dejado cuando entré en el restaurante. Insinuaban que todo había sido un truco mío para ligar con el camarero, afirmando que era imposible tardar tanto en sacar tabaco…
Claro que, eso mismo es lo que pensaron, cuando me dirigí a la barra del siguiente pub. Allí, me entretuvo más de la cuenta una camarera rubia, de esas por las que pagarías sólo porque te tocara, ya que para tocarla a ella no tendrías suficiente dinero ni ahorrando durante tres vidas. Pero se equivocaban de cabo a rabo, uno es fiel hasta la muerte, y si me entretuve un poco más de lo debido, fue porque estaba haciendo un encomiable estudio sobre las costumbres autóctonas de la zona. Así, pude descubrir, que en Salamanca nadie bebe whisky sólo. Llegué a tal abrumadora conclusión gracias a la falta de costumbre de dicha camarera en servir dicha bebida.
Tras repetírselo cerquita del oído por tercera vez, la pregunté: “¿Qué es lo que no has entendido de la frase “un JB sin hielo”?”… Tras repetírselo por quinta vez, pude observar por el rabillo del ojo, como disimuladamente ocultaba una coca cola, que ya había abierto sabe Dios con qué propósito… Fue en ese preciso instante, cuando llegué a la conclusión de que sólo pagaría para comprarla un sonotone de los potentes y un cuarto de kilo de cerebro…
De todas formas, en este viaje los malentendidos con las mujeres fueron una constante demasiado… constante. A la mañana siguiente, los cuatro cuerpos femeninos que formaban parte de la expedición, sentadas a la mesa tras desayunar, por alguna extraña razón, no entendieron, o no quisieron entender, el claro mensaje que intenté trasmitirlas una y otra vez. Y nuevamente volví a interrogar: “¿Qué parte de la frase “la ducha está libre” no habéis entendido?”. Me miraban y se reían como si estuviera hablando en uzbeko… para media hora después… preguntarme si la ducha estaba libre.
Un par de horas después, ya todos bien aseados/as, hicimos un poco de turismo, porque a esas horas sí están abiertas las iglesias, museos y demás edificios en los que buscar ranas y otras historias. Llamó poderosamente nuestra atención, allá en el huerto de Calisto y Melibea, que aún no sé si se llama así por ser un huerto, o por que ambos se llevaron mutuamente al huerto, un pozo , cuyo arco de hierro se encontraba repleto de candados amarrados a él. Por lo que se ve, desde hace poco existe la costumbre de que los enamorados coloquen allí un candado con sus nombres o alguna promesa por cumplir, y después arrojen la llave al pozo.
Seguramente tendrá su sentido para jóvenes parejas, pero cuando uno roza o incluso ha superado los cuarenta (si, yo soy el más viejo del grupo), esas cosas se las toma a pitorreo. Tras vacilar y reírnos copiosamente de tal costumbre, descubrimos detrás de nosotros a una pareja joven que nos miraba cariacontecida…, se guardaron el candado donde no pudiéramos verlo y aguardaron pacientemente a que nos fuéramos a otro lado…
Pero nuestro amago de hacer turismo, fue más que nada… por el qué dirán, porque queda mal ir a Salamanca y no ver ciertas cosas por mucho que a uno le den un poco de grima los batracios. Nuestro verdadero objetivo no era otro que el turismo gastronómico, o lo que es lo mismo, comer y beber todo lo que nos dieran por doscientos euros más o menos. Y a ello nos dedicamos concienzudamente el resto de la jornada.
Aún tuvimos tiempo de apreciar otra de las costumbres autóctonas de la ciudad: las extrañas y abundantes despedidas de solteras/os. Pudimos asistir en vivo y en directo, al espectáculo ofrecido por más de una docena de grupos, a cual de ellos más variopinto, celebrando tal celebración. Si usted está soltera/o, vaya a Salamanca. Si no se casa no se preocupe, seguramente tendrá una despedida como se merece, tan digna o más que si efectivamente fuera a contraer matrimonio o cualquier otra enfermedad transitoria.
Lo que pasó después, ya es otra historia…
Pd.: Nuevo mes, nueva chica del mes.
¡Ay Dios, qué nostalgia!
ResponderEliminarLo de buscar el batracio a toda pastilla, debe ser un recurrente en todo el que llegamos por primera vez para luego dedicarnos al noble arte de mover la mandíbula.
¡Cómo echo de menos esos callos, esos chichos, ese jamoncito de mi tierra...!
Eso de los candados se hace en muchos sitios, pero pensaba que eran todos puentes. De hecho hay uno muy famoso en Francia creo que es, que no cabe ya ni un candado y lo han prohibido porque resulta que de tirar tantas llaves al río estaban contaminando el agua y los peces se morían.
ResponderEliminarIgual allí en el pozo se morían las ranas ;P
¿Es que existe otro turismo que no sea el gastronómico?
ResponderEliminarDebe existir, sí, lo que ocurre es que yo no soy practicante.
Un saludo.
Pero coño Elvis ha hecho una visita a nuestra humana y divina tierra charra?
ResponderEliminarEso se avisa hombre! Jajajaja...
He de decirte que esta ciudad se distingue por poseer monumentos dignos de visitar tanto de día como de noche, si bien es cierto que estos últimos se mueven mas.
Con 200 pavos bien apañaos aquí puedes comer como un marques de los de antes, so bien las copas son caras y mal servidas...vete a saber donde os metisteis!!
Eso si, las despedidas es una costumbre importada aquí antes no se hacian, se debe de haber puesto de moda...lo siento jejejeje
Antes de volver, pregunta alma cándida!
Un abrazo.
Fiebre, algunos incluso pasan directamente del batracio por mover la mandíbula...
ResponderEliminarO sea, que eres malagueña adoptada..., de lo que se entera uno.
Por cierto, termina ya de remodelar tu blog, que me está volviendo loco...
Besos.
Doctora, las del pozo o se morían o se volvían de piedra... Una pena de costumbre, que de seguro no se le ocurrió a un ecologista...
Besos.
Yoni, efectivamente, existe, porqué motivo iban a tener si no las iglesias abiertas... pero claro, si no es practicante...
ResponderEliminarMi padre siempre decía que no entraba a las iglesias por si acaso se derrumbaba el techo y le pillaba dentro...
Abrazo.
Maestro de Feria, lo tendré en cuenta, más que nada por alternar por zonas convenientes en las que sepan servir todo tipo de copas...
El hecho es que era ya la quinta vez que visitaba Salamanca, más que nada porque es una ciudad que me encanta, así que entenderás que lo primordial fuera lo primordial: turismo gastronómico, jajajaa
Saludos.
!!Hola,Elvis!1
ResponderEliminarNo conozco Salamanca,pero por lo q cuentas me han entrado ganas de visitarla.
Me he reído mucho con los malentendidos con las mujeres jajajaja.
Muy bueno el post,Elvis.
Muchos besitos.
Pues si algún día voy a España me pasaré por Salamanca, he leído cosas muy interesantes sobre esa ciudad, jeje. Un saludo. Te he dejado un premio en mi blog http://esachicaenelespejo.blogspot.mx/2012/05/pasele-pasele-marchanta-que-aca-tenemos.html Ojala te agrade.
ResponderEliminarLady Celeste, todo el mundo debería visitar al menos una vez Salamanca...
ResponderEliminarEs que debe ser que los hombres no sabemos hacernos entender...
Besos.
Valeria, un premio siempre agrada, y es un orgullo que te hayas acordado de mi. Muchas gracias. Voy a cogerlo...
Y sí, no lo dudes, si visitas España vete a Salamanca... y a otros cincuenta sitios más jajaja. Aquí hay mucho que ver...
Besos.
¿Has probado con la frase "un cortado con leche fría"?
ResponderEliminarLuego enseñas el diccionario con la definición de "Frío" por si las moscas...porque uno ya no sabe si es que está hablando en Checheno o en Swahili... y luego te escaldas la lengua al primer sorbo del café. Ea.
;)
Hola, te acabo de conocer gracias a Valeria y me he reído mucho con lo de la máquina de tabaco maléfica (y la mala baba del camarero, dicho sea de paso, que te podía haber avisado). Me quedo por aquí. Un saludín.
ResponderEliminarChuan-Che, la frasecita se las trae... yo me conformo con que me den un cortado de verdad y no lo que hacen casi siempre de ponerte un café con leche más pequeño...
ResponderEliminarSaludos.
Mi alter ego, el camarero llevaba todo el día esperando a que llegara alguien a quien vacilar, y claro, yo para eso tengo imán...
Besos y bienvenida a tu casa.